Bon voyage
Acostumbrado a viajar poseía una estupenda colección de maletas de marca de diferentes tamaños. Rara vez abría la puerta a nadie, pero, aquel día, sintió que el destino esperaba al otro lado. Se encontró con un hombrecillo rechoncho en el rellano, que con la habilidad de un encantador de serpientes le vendió un lote de bolsas...