Desgranando minutos restantes.
No es lo mismo oírte que escucharte desde lejos. Que me cuentes tu vida, sentados, esperando en el andén, y que a mí eso no me importe para nada, que me limite a hacer añicos tus historias, pedazos pequeños en el suelo, y me dedique a recomponerlas a mi antojo, con risa maquiavélica, pero con...