Aquella mañana hacía frío. Me había levantado temprano, salí de casa sin desayunar y con la maleta en la mano me presenté en la Estación a esperar …

Me habían llamado a filas, en el Gobierno Militar me entregaron días antes mi carta de destino y un decálogo de obligaciones a cumplir inexcusablemente, bajo pena de severos castigos y duras penas que por la dureza, me hacían suponer eran casi surrealistas.

Debería dejar de fumar, eso pienso siempre cuando enciendo un cigarrillo y así sigo, fumando sin parar y como ahora, en ayunas. Al menos dejaría de pensar que el dolor de estomago me lo provocaban los nervios y culparía al tabaco.

En los bancos cercanos se habían sentado algunos jóvenes con el mismo aspecto que yo, con el mismo semblante asustado y con la maleta colocada entre las piernas. Todos con sensación de no querer perder lo único que nos enlazaba aún con nuestra casa, la maleta.

Por fin llegó el tren que nos llevaría a nuestro destino. De el bajaron varios militares, se expandieron por todo el andén y vociferando daban ordenes y exigían atención provocando miedo.

Aquella mañana fría, empecé la Mili …

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