Siempre hay esperanza
Procuro no pensar mucho en mi trabajo, me limito a hacerlo. Cada mañana cuando suena el despertador siento unas terribles ganas de estrellarlo contra la pared y seguir durmiendo, soñando con una vida mejor. Sin embargo me levanto como si tuviera un resorte, me tomo un café cargado y me pego una ducha rápida. A...