«Si cien escribas, escribieran mi vida, ninguno podría plasmar lo que han visto y vivido mis ojos.»

A la memoria de Mi padre Dr Atanacio Arriaga.

¿Qué es ser médico? Hay médicos que suturan el cuerpo, pero existimos médicos que suturamos el alma humana también. Y yo he sido de esos médicos que suturan el alma humana. Estudié medicina después de aquel incidente con uno de mis compañeros de la fábrica, quien quedó prensado entre dos autobuses que se impactaron entre sí, en la colonia de Tacuba en la ciudad de México, yo era pasajero junto con él de uno de los autobuses y vi morir a mi amigo y compañero de la fábrica en mis brazos.

Fue el impacto y la impotencia de la ignorancia de no poderle ayudarle, que me orillo a querer ser médico. Yo en ese momento trabajaba en una fábrica de tornos en donde se fabricaban tornillos y tuercas de distintas medidas y en donde mi labor era ser el almacenista de todo lo que se fabricaba y se embarcaba en esa empresa, como mi padre que siempre había sido obrero de fábricas o mis hermanos quienes pasaron de campesinos a obreros, pero fue en ese momento que yo supe que no quería ser obrero, que lo que yo quería era ser médico para ayudar, si ayudar a la gente pobre, a la gente necesitada. Fue así que después de velar y enterrar a mi amigo, hable con el gerente de la fábrica para que me permitiera laborar medio turno porque iba hacer el examen de admisión para entrar a la facultad de medicina. A lo cual él se río mucho y mirándome a los ojos me dijo:

-«¡Mira muchacho, sueñas muy alto! Si tu logras ser médico, sería como (Tomo un tornillo) si este tornillo quisiera entrar en esta (Tomo una tuerca más grande) en esta tuerca. ¿No creo que lo consigas? Pero si tu llega con la aceptación de la Facultad de medicina en tus manos entonces yo con gusto te doy tu medio tiempo. (Mordió su puro) y continúo burlándose mientras me conducía a la salida de su oficina.

Pasaron 3 meses y presente el examen de admisión de la UNAM para la facultad de medicina, después de varias semanas de espera por fin salieron los resultados. Entonces llegue a la fábrica con mi boleta de acreditación. El gerente de la fábrica sonrío y me dijo:

«Mira chamaco… ¡Vaya que lo has conseguido! ahora te voy a decir algo, te subo tu salario al doble de lo que ganas, pero deja esa estupidez de querer ser médico. A la mitad de la carrera la dejaras ¡Dudo que aguantes! Mejor quédate aquí, con un mejor sueldo y ya confórmate con esto.

Yo le dije, que me diera mi medio tiempo que eso era todo lo que necesitaba. A lo que el accedió. Desde aquel entonces estudie, estudie y estudie, desde Cardiología, Pediatría, ginecobstetricia, oncología, traumatología, etc. Hasta hace dos años ejercí la medicina cumpliendo así 43 años en mi profecion desde 1974 hasta el 2017. En mi profesión he conocido todo tipo de gente desde campesinos que me recuerdan las épocas de siembra con mis padres, hasta gente rica con mucho dinero y empresas. Pero tanto los ricos y los pobres tienen el mismo sentido de soledad, de fractura dentro de ellos mismos, algunos más profundos que otros. Heridas que no se suturan con hilo cadgud del #0, si no con paciencia y dedicación. En mi profesión he practicado 400 partos he visto nacer, crecer a muchos niños y niñas, los he visto casarse y tener sus propios hijos, he visto morir a sus abuelos y enfermar y envejecer a sus padres.

En mi trabajo se ve de todo, desde gente con mucha conciencia y prevención de su salud, hasta gente que por su trabajo o por el mismo ritmo de sus decisiones se enferma por ignorancia y desconocimiento. He atendido desde heridos de bala por tiroteos, hasta heridos por temblores como el del 85 en la ciudad de México. Yo como muchos médicos de mi generación somos médicos cirujanos.

Así que también he tenido que atender distintos tipos de cirugías desde traumatismos leves hasta operaciones de urgencia. Durante mi labor, he regalado mi trabajo a los más necesitados, he trabajado por igual en Dispensarios que en grandes Hospitales de prestigio. Y he servido de consejero matrimonial a muchas parejas que han estado a punto del divorcio. He sido psicólogo, médico y sacerdote de mis pacientes. He sido orfebre de vidas, reparador de heridas, ungüento de quemados, y jarabe para el corazón, porque en esta profesión lo que se necesitan son tres cosas fundamentales 1.- Saber escuchar, 2.- Saber amar 3.- Saber dar.

Porque sólo así, se llega a ser un buen médico. Hace un año me diagnosticaron Diabetes Degenerativa. Esta enfermedad es progresiva y mortal. Amo la medicina tanto que hasta el último día de vida la ejercí conforme al código Hipocrático, con ética y dedicación. En la facultad te enseñaran y aprenderás el oficio de ser médico, en el interinato conocerás las hieles de ser médico y en la vida comprenderás que has tomado la mejor decisión al ser médico.

Pues un médico se hace en el campo diario de serlo. Cuando me titule y fui a dar mi servicio social a una Comunidad indígena maya, en aquella comunidad aprendí Maya y ellos me enseñaron los secretos de la herbolaria, los cuales me fueron útiles para ejercer mi profesión. Ser médico es ser parte de la vida y de la muerte, sin distinción de color, posición social tu misión como médico es ayudar, pero sobre todo Amar y dar, en esto se funda tu conciencia como humano. ¿Porque al final para eso se estudia medicina? Para ayudar a los demás o como diría Teresa de Calcuta para «Amar hasta que duela el alma de tanto amar».

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