Reconozco que cuando alguien me pregunta sobre mi trabajo, se me infla la vena del cuello, mi color de piel cambia a un rojo explosivo (sí explosivo), que indica que pueden saltarme los plomos, y mis ojos echan chispas. Decir que aborrezco mi trabajo es demasiado simple, es más un conjunto de sucesos que han...
III Concurso de Historias del trabajo Talleres de escritura creativa Fuentetaja y Fundación Escritura(s)
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III Concurso de Historias del trabajo
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Admisión de originales: del 12 de marzo a 11 de junio
Periodo de votaciones: del 12 de junio al 11 de julio
Fallo del Jurado: el 31 de julio
Relatividad
Detrás de mi escritorio el minutero se arrastra penosamente mañana adentro. – Que pase el siguiente. Después de veintisiete años, mi voz ha terminado mimetizándose con la monotonía yerma de los archivadores que me rodean en la naturaleza muerta que me incluye. El hombre del bigote angosto me saluda y me entrega sus formularios sonriendo...
Platillos voladores
Trabajar para una línea aérea en un aeropuerto conlleva mucho esfuerzo, dedicación, laborar cuando el resto del mundo está de vacaciones, madrugar o trasnochar, quedarse más tiempo si un vuelo se demora, manejar largas listas de espera, tratar a pasajeros muy amables o muy pedantes, afrontar las temporadas altas con valentía y poner la mejor...
izquierda y derecha. un mundo mas humano
la verdad la gente cree que es imposible que Colombia termine como Venezuela y siempre es posible acabar el sistema productivo, si arruinas los empresarios cuyas familias han ahorrado cientos de años para proyectos productivos, y armas zafarrancho y despilfarras ese dinero, no habrá como producir, todos los extremos son negativos, se necesita una clase...
EL PINTOR DE RECUERDOS
Llegué al sanatario y empezaron los suicidios. Soy psiquiatra y me acusan de sus muertes. No adelantemos, señor juez, una relación de causalidad entre mi llegada y que algún paciente dejara este mundo de locos por propia mano. El suicidio es un tren nocturno, como aquella novela de Martin Amis. Es un túnel en el...
Primavera che a me non piaci
“Primavera que no me gustas” dice Umberto Saba para quien esta estación no es nada más que un falso despertar, una falsa promesa de goces a la vuelta de la esquina, cuando en realidad todo sigue triste, dolorosamente igual. Lo mismo piensa Hilaria mientras fuma y observa el tráfico bajo sus pies. —Para ser primavera...
Ironía, el payaso suicida.
Deprimente. En la maleta llevo pinturas, mi traje, también el veneno. Llego a la puerta que corresponde con la dirección, que llevo anotada en la mano con labial rojo. Doy algunos golpes en la puerta, al abrirse esta, desciendo por el lugar. Estoy en un cuarto de cemento, el cual es atravesado por una línea...
Cuento 1
Los miro y pienso: «¿realmente son tan ingenuos? ¿realmente no se dan cuenta? Creo que se han dado cuenta, creo que me han visto un poco peculiar». Cuando me miran de reojo o cuando caminando por los pasillos alguien tropieza conmigo pienso: «él lo sabe… ella lo sabe». Luego voltean, ni me miran, sueltan una...
Vivir del aire
Diez años; diez años trabajando en Galvento sin una mísera subida de sueldo y con quince días de vacaciones al año, como mucho, siempre interrumpidos por la fatídica llamada: Souto, te necesitamos. Cuando por fin me decidí aceptar la oferta de Energías Alternativas del Noroeste, nuestro competidor más directo, el jefe supremo, el gran Ramiro...
La inocencia perdida
La mayoría de los niños quiere hacerse mayor antes de tiempo. Él simplemente quería seguir siendo niño. Pero es que él no era como todos los demás. Ni siquiera tenía sueños por delante. Ni ser astronauta ni ser futbolista. Tampoco es que conociera esas palabras. Él se alimentaba simplemente de su día a día. A...
Marca, sello y firma
Ernesto Guevara parecía ser un tipo normal; aburrido y normal, gris y normal. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Los días de la semana podían variar mínimamente, pero si analizáramos un año en la vida de Ernesto, nada cambiaría mucho. Era soltero, no se le había conocido novia formal, ni...
Una mañana cualquiera
Matilda iba camino de su trabajo. Vivía en uno de los extrarradios más lejanos de la ciudad. Necesitaba salir de casa a las seis en punto si quería llegar a su hora de entrada. Esto hacía que tuviera que levantarse a unas horas en las que la mayoría de la gente anda imbuida en sus...