No tenía miedo, pero tampoco estaba tranquilo, sabía que no sería fácil transitar por vez primera aquel camino, por eso decidí escribir esto…

Me pasé buen tiempo intentando tomar el coraje suficiente para emprender este viaje tan duro, no sabía si realmente podría lograrlo, si me sabría bien el camino. Hay veces que uno decide empezar un viaje y ni siquiera lleva consigo un mapa o una hoja de ruta va prácticamente a ciegas, y a ciegas comencé aquella noche el mío.

La primera parte, los primeros tramos eran comunes, uno diría que hasta aburridos, clásicos, en el mal sentido de esa palabra si es que lo tiene. Ni muy claros ni muy oscuros, aquellos paisajes se revelaban ante mí como una onírica sensación de desconcierto conocido, bastante familiar para mí aquella sensación.

Pero no di la vuelta, ¡no!; eso no, ¡nunca!, a mí no me gusta renunciar, mucho menos a un viaje, a una gran aventura como esta y eso que empezó así, insulsa, pero yo estaba muy seguro de que esta vez llegaría hasta el final, que haría el viaje por completo.

Más adelante las cosas se pusieron interesante, me encontré con gente que ya no tenía en cuenta ni en mis sueños, personajes que supieron dejar su huella en el tiempo estaban ahí también, los miré a los ojos, pero igual continué, ya no vale la pena quedarme ni un segundo ahí, en otras épocas tal vez sí, pero ya no.

Seguí y me fui sumergiendo más y más en el camino, yo no tenía idea de esos lugares, jamás hubiera pensado que podría yo llegar tan lejos, tan profundo en este viaje mío, pero si, ahí estaba yo y seguía con calma, pero sin pausa alguna.

Cada vez que miraba hacia adelante buscando quizás la meta, la llegada, solo veía más espacio, más tiempo, no sé describir en palabras esa sensación mía, pero sabía que jamás lo encontraría, que seguramente ya se habría marchado, pero eso no me desanimaba solo era eso, una sensación…

Sin querer y de golpe me encontré de frente con un viejo amigo mío, que hacía rato venía recorriendo estos paisajes tan conocidos…pero todos olvidados…sí, y muchos también perdidos.

Pero este viejo amigo me ayudó bastante en este tramo, me contó cosas que yo no sabía o al menos no quería saber, pero fue el artífice de mi rumbo a destino…me dejó esa noche ya tarde en medio del camino con rumbo bien preciso.

¿Se preguntan si llegué?…bueno…sí, claro que llegué, pero como lo presentía no lo encontré…tal vez ni me hubiera conocido, es que éramos tan iguales y ahora con el tiempo nos volvimos tan distintos. Pasa que yo nos deje ya hace tanto cuando solté su mano de niño travieso y aunque me cueste aceptarlo es la misma mano con que escribo esto…

Así que me asomé un poco y entonces tan solo escuche su débil voz desde el abismo del tiempo…

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