Hasta la muerte juntos; amor eterno.

Nota: Este texto lo escribo porque perdí a mi padre un 14 de Diciembre de 2019. La última vez que lo vi fue en una madrugada cuando me despedí de él antes de ir al liceo/secundaria… en la tarde de ese mismo día recibí una llamada de mi hermano, mi padre estaba en urgencias con la mitad de su cerebro muerto. Supe lo que se vendría. Cuando llegué él se encontraba en coma y estuvo así durante 2 días hasta que murió. No tuvimos la oportunidad de despedirnos de él y eso es lo que más lamento de su muerte. La razón de este escrito es esa… escribo esto en honor a él, desde mis memorias, lo que el hubiera dicho si se hubiese podido despedir… es para aliviar mi corazón. Para calmar mis penas. Mi padre era muy mayor que mi madre. Murió a sus 80 años. Mi madre aún tiene 55… vivieron toda una vida juntos. Mi madre lo cuidó cuando estaba viejo y decaído… deteriorado totalmente… y pude ver, algo tan tierno… ese es el amor, el amor real y eterno… mi mamá lo cuidó hasta la muerte, fue un amor de esos que respetan el «hasta que la muerte los separe» Tan sólo que ni la muerte nos ha podido separar de él. Porque sabemos que está con nosotros y que siempre lo vamos a amar, como él a nosotros. Que en paz descanses, mi viejito Manuel.

Oye Mónica, ¿tanto me quieres?

Me cuidas ahora que estoy viejo y que no puedo hacer casi nada por mí mismo. Tú eres joven, nuestra hija está creciendo, eres una gran mujer… nuestro hijo es bueno conmigo.

Hicimos la vida juntos. Creamos una familia que nada la romperá… nos unimos con malos y buenos momentos para hacer nacer a este amor que nunca morirá.

Sufro tanto sabiendo que tendré que irme, yo estoy viejo, tengo mis años… pero tú estás joven, eres una mujer madura, a tus 54 años sigues siendo la misma mujer esforzada y maravillosa que conocí. Fue el destino que tuviéramos juntos. Tantas mujeres tuve en mi vida, tú fuiste mi amor, te conocí y te quedaste junto a mí, lo supe desde el primer día que te vi en el campo, te encontré tan bella y luego por arte de magia llegaste acá, para ser mi compañera.

Mi Mónica, mi negra… siempre te he dicho así de cariño. Has sido mi compañera por tanto tiempo, ahora estoy ciego y ya no puedo ver tu rostro ni el de mis hijos, pero los quiero mucho, quiero que sean personas grandes, quiero que hagan el bien.

Cuidé a nuestra hijita cuando trabajabas en Santiago… mi Mónica… me diste la oportunidad de cuidar a mi retoño, hiciste a este pobre viejo un hombre feliz, me regalaste años por los que luchar, me regalaste a esta niña que acompañase a nuestro hijito. Yo sé que ella nunca lo dejará solo, siempre la he aconsejado bien para que sea una niña correcta y vaya por buenos caminos en esta vida. No me arrepentiré jamás de haberme casado contigo Mónica. Me diste una familia hermosa. Y me estás cuidando ahora. Mi Mónica, la mujer de mi vida, que me cuida ahora que estoy ciego y que no puedo valerme por mi mismo, siempre conmigo mis hijos… me da tanta pena tener que partir, gracias mi vieja querida por siempre estar conmigo, gracias… a pesar de que fui contigo tan tonto en ocasiones… te amaré siempre.

Ahora estoy lejos de ti. No importa cuánto tiempo pase, siempre te amaré. No importa cuánto tiempo tenga que quedarme aquí, siempre te amaré. Siempre. Siempre. Por toda la eternidad, esté donde esté. Y cuando llegue tu hora, te volveré a ver… no llores más mi Mónica, no llores más… estoy descansando. Todos tenemos que morirnos mi vieja, ¿qué le vamos a hacer?, nadie queda para semilla, no queda la tumba ni la cruz, así es la vida, yo perdí a mis padres también… y seguí adelante, aunque estoy viejo ya… y es mi hora de irme también. Me voy para no volver.

Cuida a nuestros hijos, ellos nunca te dejarán sola. Algún día estaremos todos juntos como familia. Y desde acá, siempre estaré observándolos, cuidándolos, porque siempre los amaré… fueron mi todo, mi confianza, mis tardes, mis canciones, mi vejez, mis amores… la razón de mi vivir.

Gracias por cuidarme. Gracias por amarme hasta la muerte e incluso después de ella.

Los querré siempre, siempre…

Y nos volveremos a ver.