Miento cuando digo que ya no te extraño:

Es mi voz disfrazada de resiliencia,

Pero por dentro

Soy un rosedal marchito,

Si tu imagen no se posa en mi mente.

Le miento a mi corazón

Cuando lo convenzo de que ya no te quiere;

Retardo sus latidos,

Y le vendo sus ojos

Para que no vea tu sombra

En cada esquina del recuerdo.

Miento sobre aquel “desencantamiento”,

Tan repetido en mis labios;

Al parecer,

Jamás dejó de hechizarme.

Le miento a mis pretendientes,

Con promesas que no voy a cumplir;

Son barcos que se acercan a un puerto

Donde nadie los espera.

Terminaré por quebrantarles el corazón,

Como el mío aún cruje

Cuando pienso en usted.

Y por sobre todo,

Me miento a mi misma,

Cada vez que digo que olvidé tus hoyuelos,

Tu sonrisa,

Y tus ojos.

Porque cuando te evoco,

El estómago se me retuerce

Como un torbellino en altamar,

Tragando incertidumbres

Y dejando solo mareas.

Mis vínculos te odian,

Te ven como un fantasma,

Como naufragio,

Ente del que debería huir…

Pero yo te invoco en silencio,

Como quien reza a un ángel caído,

Esperando con certeza y fe

Que aún guarde luz.

Porque honestamente,

desde lo más profundo de mi alma,

No extrañarte,

No pensarte,

No soñarte,

Y principalmente

No quererte…

Se me hace,

Casi imposible.

Saint T, 2025.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS