Historias del barrio, reflexiones del alma.

Historias del barrio, reflexiones del alma.

                                                           Un
grito en la noche.

Storytime.

Hace mucho tiempo atrás, por allá en el 2017, pasó un suceso
que me generó mucho descontento y trauma.

La historia que les comentaré a continuación trata sobre la
muerte de uno de mis amigos de la infancia.

No diré el verdadero nombre de mi amigo para respetar su memoria,
así que tomaré un nombre prestado: MANUEL.

Manuel era un joven de 19 años, como dije anteriormente, mi amigo
de la infancia. Nos criamos juntos, para arriba y para abajo. Desde
que empecé a tener uso de razón, él siempre estuvo allí.
Jugábamos, comía en mi casa, pasaba 24/7 ahí. Mi familia era la
suya, incluso llamaba a mi tía, tía.

Al vivir en un barrio, podíamos notar cómo el malandreo se hacía
presente en cada situación. No tuvimos una infancia común y
corriente. Siempre vivíamos experiencias de tiroteos, correderas y
muertes de jóvenes conocidos. No era algo que nos preocupara, éramos
unos niños, así que nuestra única preocupación era (la de cuál
iba a ser nuestra travesura al día siguiente).

Manuel no se crio en un ambiente totalmente bueno. Pasaba todo el
día en la calle sucio y eso no parecía importarle a nadie. Así
fuimos creciendo, viviendo anécdotas juntos, pero tomando caminos
diferentes. Él nunca estudió, incluso no sabía leer, pero no era
un mal muchacho.

Al llegar a nuestra adolescencia y rebeldía, mi amigo empezó a
pasársela con personas antisociales, aunque nuestro grupo de amigos
de infancia nunca le dio la importancia de alejarnos. Al contrario,
teníamos más cercanía, hacíamos cosas de adolescentes rebeldes:
nos íbamos de fiesta, bebíamos alcohol y hasta otras sustancias
consumíamos.

Así pasaron los años y mi amigo empezó a agarrar el malandreo
como hobby. Ya utilizaba una pistola en la cintura y no le importaba
lo que otras personas decían. Creó el hábito de matar gente y de
andar de aquí para allá comportándose de una manera distinta a la
de antes, con unas personas a las que él llamaba “convives”.

Era algo que claramente se veía, así que cuando decidió salir
al mundo completamente antisocial, no fue sorpresa para nadie. En ese
tiempo era muy normal ver en los barrios la pérdida de la juventud
por causas internas o por moda, o por tener más respeto, o por tener
más mujeres, y este era el caso de Manuel.

Cada día sonaba más su nombre y las personas de aquel barrio ya
lo conocían por su «talento»: ser malandro.

Resulta que Manuel, después de un tiempo, empieza a tener un
mandato más llevadero en el barrio. Tenía algunos «convives»
a su disposición y su palabra se respetaba. Eso era gracias a que
quien en ese entonces comandaba todo el barrio le dio la oportunidad
de tomar “decisiones”, o mejor dicho, informarle sobre cualquier
suceso mientras él no estaba.

Y aquí empiezan los juegos del malandreo.

19 de abril del
2017.

Fue el cumpleaños número 19 de Manuel.

Su mujer y sus amigas (me incluyo) decidimos hacerle una torta y
celebrar con él ese día. Él compró unas cajas de cerveza, nos
pusimos a escuchar música y a hablar paja un rato. Pasamos todo el
día en esa celebración.

Haré una pausa para explicarles mejor esto.

El barrio donde vivíamos tiene muchas entradas y callejones, como
todo barrio. Estaba la entrada principal, que es una calle larga, le
decíamos «la placita», y allí estábamos situadas
nosotras celebrando el cumpleaños de Manuel.

Solo estábamos algunas amigas de el, Manuel y un amigo de él.
Sus otros «convives» no se acercaban, estaban alejados y
distanciados, pero nada que nos preocupara.

Prosigo…

Cae la noche y Manuel decide picar su torta de cumpleaños, así
que bajamos a mi casa, porque allí estaba guardada la torta. Manuel,
al ver que solo bajamos nosotras y su amigo, le dice a su mujer:

—¡Mami, llama a los convives para que bajen y me canten
cumpleaños!

A lo que su mujer responde: —Ya les dije, pero no quieren bajar.

Él dice: —Bueno, somos los que somos y estamos los que estamos,
vamos a cantar cumpleaños.

Pasó ese día, todo fino.

Al día siguiente, veo a mi amigo pasar por la casa con el único
amigo hombre con quien celebró su día. Me saluda y el otro muchacho
también.

Le pregunto: —¿Para dónde vas, vienes ahora?

Y me responde: —Para allá alante, ahorita me llego.

Ese día nunca fue a la casa.

En la madrugada del 21 de abril, tipo 12 a. m. o 1 a. m., no
recuerdo muy bien, me llega un WhatsApp de una amiga:

—Amiga, algo le pasa a Manuel, va subiendo para los lados de tu
casa y va muy acelerado, viendo para todos lados.

Yo leo el mensaje y cuando voy a responder, escucho a mi tía
decir:

—¿Quién es?

Y le responden: —Yo, tía, Manuel, abre.

Mi tía, sobresaltada, se levanta de la cama. Yo me quedo
paralizada esperando a ver qué pasaba, es que era muy extraño él a
esa hora tocando la puerta.

Abrimos con cautela la puerta y la reja, y mi tía le dice: —¿Qué
pasó, hijo?, mientras termina de abrir la reja.

Él pasa rápidamente, lo veo y veo la palidez de su cara. Me le
acerco y con confianza le digo: —¿Qué te pasó, papi?, ¿qué
tienes?

Manuel tenía una chaqueta negra consigo ese día. Abre su
chaqueta y me señala la parte de su abdomen derecha. Noto que su
camiseta (blanca) estaba cubierta con una mancha de sangre.

Súper nerviosa le digo: —¿Quién te hizo eso?, mientras
levanto su camiseta, a lo que me responde:

—LOS PANAS, LOS PANAS.

—¿Yo, cuáles panas? —y me da el nombre de dos de sus panas,
por cierto, no los conocía muy bien.

Quedo paralizada, pensativa. Mis padres y mi tía, que estaban ahí
también, no sabíamos qué hacer en ese caso. Manuel me dice: —Tengo
mucho calor —y lo agarro de la mano y procedo a pasarlo al cuarto
de mis padres a pegarle el ventilador.

Con la luz prendida del cuarto pude ver la cara de mi amigo, que
parecía una calavera andante.

Primera vez en la vida que veo la cara de una persona y en ella se
reflejaba la muerte.

Manuel, con miedo a su destino y acelerado, con una voz cansada y
sus pupilas dilatadas, me dice: —Ayúdame, no me dejes morir.

Mi corazón se paralizó, en mi garganta se me hizo un nudo. Ver a
mi amigo de toda la vida en una situación como esa y no saber qué
hacer al respecto… ¿Qué hacía para ayudarle?

Le respondo:

—Tranquilo, mi amor, no te voy a dejar morir, te voy a sacar de
aquí.

En mi casa no teníamos un vehículo. Y entonces, para sacarlo de
allí, teníamos que hacer las cosas muy clandestinas, así que
Manuel, con todo y su preocupación, me dice:

—Llama a la prima, ella tiene carro.

La prima era mi vecina.

Mi tía y mi mamá procedieron a salir disimuladamente a llamar a
mi vecina, que no tardó mucho en responder. Le comentan lo que está
pasando y ella no dudó en ayudarlo.

Saco a mi amigo muy rápido. Se sentía un silencio y una soledad
penetrante, era algo de terror.

Entramos a la casa de mi vecina, que tenía dos entradas: una en
la parte de abajo (entrada principal) y la otra entrada adicional que
daba a la placita, donde estaba el carro estacionado y da a la
entrada principal de ese barrio.

Rápidamente subimos. Mi vecina llamó a su hijo para que
prendiera su carro y poder llevar a Manuel al hospital. Así que el
hijo de mi vecina, Manuel, otro muchacho que no conocía y yo,
salimos a montarnos en el carro.

Cuando de aquel silencio escuchamos un grito: —¡QUIETO, NO
VAYAS A CORRER! —y sonaron unos disparos. Todos corrimos. Yo me
regreso a la casa de mi vecina y desde la puerta le grité a mi
amigo: —¡Corre, corre!

El hijo de mi vecina, mi amigo y el otro muchacho corrieron los
tres juntos hacia arriba. Ellos ya llevaban una distancia poco
alejada de la puerta de la casa, yo apenas iba saliendo.

Procedo a cerrar la puerta de la casa, entonces allí es que veo a
los antisociales que le quitaron la vida a Manuel. Eran “sus
convives”, esos que no quisieron cantarle cumpleaños, esos que
estaban alejados de él ese día.

Diez minutos después nos dan la noticia de que mi gran amigo
estaba muerto.

¿Recuerdan el único amigo que sí celebró el cumpleaños con
él?

Bueno, ese día también lo mataron.

Las malas lenguas del barrio dicen que primero le dan el tiro a
Manuel en el estómago. Su amigo, al ver tal cosa, iba a sacar su
pistola y le dan a él también, y en ese momento Manuel decide
correr.

Al recoger el cuerpo de mi amigo junto a sus familiares, no podía
creer cómo nuestras malas decisiones nos llevan a tomar caminos
cortos.

Cuando estábamos pequeños y escuchábamos sobre la muerte de un
antisocial en nuestro barrio, solíamos escuchar a los más adultos
decir: “AL QUE A HIERRO MATA, A HIERRO MUERE”. Al vivir la muerte
de Manuel, pude entender ese dicho.

Mientras reflexiono sobre la partida de mi amigo, he tratado de
imaginar qué pasó por su mente, cuánto miedo habrá sentido o cuán
arrepentido estaba de haber algún día elegido ese camino tan corto,
la frustración que pudo haber sentido al notar que sus propios
“convives” le quitaron la vida.

La
historia de Manuel es solo una de las muchas que se viven en nuestro
barrio. Es un recordatorio brutal de como la violencia puede segar
vidas jóvenes y como las dinámicas en esos entornos pueden ser
despiadadas. Compartir esto no es fácil, pero creo que es importante
recordar a quienes se fueron y reflexionar sobre las causas y
consecuencias de esta realidad.

Ojala
que al escuchar estas historias, podamos generar una mayor conciencia
y tal vez, algún día, un cambio.

A continuación, les compartiré una metáfora que escribí hace
un tiempo. Al pensar en las muertes que han marcado mi vida y en cómo
sucedieron, dejé volar mi imaginación e hice una interpretación de
cómo imagino el desprendimiento del alma al dejar este plano
terrenal y la aceptación de ello, de cómo pienso que debe ser estar
en el limbo, sin tener respuestas (no es real, solo es mi
imaginación)

                                                        LA
VIDA ES UNA FIESTA.

Si te equivocas, comenzarás de nuevo.

La partida de mi amigo , tan joven y lleno de vida, nos confronta
con una pregunta que todos, en algún momento, nos hacemos: ¿qué es
realmente esta existencia que vivimos? Para mí, a menudo se siente
como una gran fiesta, pero una fiesta donde a veces la música se
detiene abruptamente para algunos, el alma de Manuel, fue sacada
repentinamente de aquella fiesta, como si la música para él se
hubiera detenido de golpe. dentro de esta gran celebración, cada uno
de nosotros experimenta diferentes ambientes…

“GENERAL” donde empieza el baile.

“VIP” donde el baile se va haciendo más
intenso.

“ESTÁNDAR” donde comprendes el por qué has
bailado tanto.

La vida es ruidosa, sensible, emocional y amigable. La vida es
esa, una fiesta a la que todos hemos sido invitados para bailarla,
gozarla, beberla, admirarla, reírla y llorarla.

En esa fiesta de la vida, tú no eres el cumpleañero, ninguna de
las almas que están ahí lo son, simplemente es una fiesta, y aun
siendo una fiesta,nada se celebra.

Cada alma la baila como mejor cree, como mejor le guste, sin
importar el cansancio mental y corporal del mañana. Solo viven el
presente y después ven el futuro, es el pensamiento de cada una de
ellas.

Cuando llega el futuro, el cuerpo está cansado, pero el alma no.
El alma no entiende de descanso, ella quiere seguir en la fiesta de
la vida. Al darse cuenta el alma de que su cuerpo ya no la quiere
seguir más, decide cambiar de ropa, decide pasar a un cuerpo más
joven, más eficiente, a un cuerpo más resistente. Y en ese momento,
el alma decide dejar de bailar y salir un momento de aquel salón
para recargar energía y proseguir con la gran fiesta de la vida.

Pero hay casos donde el cuerpo no está cansado y, sin embargo, el
alma debe salir del salón.

Les hablaré de una historia de un alma llena de energía, con un
cuerpo joven y entusiasta, pero por los malos pasos que decidió dar
en ese baile, le tocó marcharse pronto.

Las puertas del gran salón donde se celebraba esa gran fiesta de
la vida habían sido abiertas para darle la despedida a aquella
energética alma. Le estaban dando el aviso de que no podía quedarse
un minuto más en aquel salón, que debía salir. Y aunque era algo
esperado para ella, le cayó por sorpresa aquel aviso. Aquella alma,
saliendo de la gran celebración y no aceptando su destino, decide
mirar atrás. En ese momento nota cómo las almas que conoció y con
la que conecto en ese baile, la miran con tristeza y la despiden con
lágrimas intensas. Ella no entiende lo que pasa, sin embargo, puede
ver cómo la memoria le muestra recuerdos de los momentos que
presenció una recapitulación de su vida , esos momentos buenos y
malos, con aquellas otras almas que en esa fiesta se volvieron sus
parientes; de cómo el baile era más agradable cuando estaba
acompañada de buenos amigos, esos grandes amigos que conocieron sus
más remotos sentimientos; con amores que la enseñaron a bailar con
alegría y otros con mucha decepción. Ve en sus recuerdos lo bueno y
lo malo que hizo con cada una de esas otras almas, de cómo bailó y
gozó, se da cuenta de esos pasos aprendidos, de esos pasos que la
estaban preparando para otro baile más.

Esa alma, en medio de aquella mirada al pasado, da una sonrisa y
un suspiro profundo porque es sus recuerdos puede ver que cada paso
que dio en ese baile valió la pena, a pesar de que fue corto su
camino.

En ese momento, cuando decide mirar adelante y seguir el rumbo
correspondiente, escucha una voz lejana y se paraliza nuevamente para
volver a mirar atrás. Absolutamente todo se volvió un silencio
incómodo, solamente escucha una voz dulce y armónica, llena de
dolor y de tristeza, suplicándole que no se fuera de la fiesta, que
se quedara, que la fiesta no iba a ser fiesta sin ella. Se da cuenta
de que quien le está suplicando tal cosa con dolor, fue el alma que
le dio la bienvenida al mundo, la que abrió sus puertas para
recibirle con amor, comprensión y cariño; la que conoció cada uno
de sus desengaños, de sus alegrías; la que la apoyó en esos pasos
que no manejaba correctamente; la que le enseñó a bailar con
alegría y entusiasmo desde su principio; la que le dio la mano para
que se levantara de aquella caída porque otra alma bailando la
empujó y ella cayó; la que, sin importarle sus defectos, le
demostraba que la amaba por sobre todas las cosas; la que le secó
una y otra vez las lágrimas cuando el baile se tornaba difícil y
era incontrolable para ella; la que le entregó la mínima energía
para que ella tuviese una gran fiesta.

Quien estaba en ese momento suplicándole que no se fuera, era su
madre, Esa alma grandiosa se echaba toda la culpa, se reprochaba,
pensaba que por no poderle dar más de lo que merecía, por no saber
cuidar mas de su legado y por no enseñarle los pasos correspondiente
en aquel baile, se tuvo que machar primero que ella, esa alma no
estaba prepara para tal perdida, aunque sabia que era algo que iba a
pasar, no estaba preparada, pero es el ciclo de ese baile un paso en
falso y todo cambia, así que solo le tocaba aceptar y dejarla ir,
aunque en el fondo sabía que la fiesta no sería fiesta sin ella.

Aquella alma al ver tal sufrimiento de su madre, también nota y
escucha voces de familiares deteniendo su andar para que se quedara,
a esos amigos cercanos que la acompañaron en sus momentos más
felices y más tristes. Esa alma puede sentir tal energía y se
agobia por todo lo que está percibiendo en ese momento. Pero aunque
sabe que se tiene que marchar no entiende eso y cae en una especie de
confusión. Se pregunta una y otra vez: ¿Por qué se tiene que ir
tan pronto, si ella aún tiene energía para seguir bailando? ¿Por
qué tiene que dejar a todas las personas que ella quiso y que la
quisieron? Ella piensa que si se va, todo acabará y la fiesta se
detendrá para siempre. Pero, ¿cómo no creer eso si las almas que
ella más quiso en esa fiesta le estaban rogando por que se quedara?
Esa alma imagina que es la única que le pone sabor a todo y que la
fiesta es fiesta por ella.

Pero no es así, lo que ella no sabe es que cuando salga por esa
puerta la fiesta seguirá, que solo detuvieron la música para
despedirla, y que todo volverá a la normalidad, cuando ella cruce
aquella gran puerta.

entristecidas, derrumbada y sin aceptar que se tiene que marchar
empieza a dar pasos hacia su destino avergonzada por no poder
complacer los deseos de las otras almas. Pero que podría ser ella si
ya pronto, una mujer silenciosa y misteriosa a la que todos temen,
llegará a la fiesta para recogerla y llevarla con ella. Nadie sabe a
dónde esta mujer lleva a esas almas que han decidido irse o a las
que les ha tocado irse. especulan que existen dos lugares (EL
PARAÍSO Y EL INFIERNO
), que todo se decide al ver las
acciones que tuviste en aquella fiesta. Si fueron buenas y con amor,
te llevarán directo al paraíso, pero si fueron hechas con odio y
maldad, estarías entrando al infierno. No describen muy bien cómo
es el infierno, dicen que huele a azufre y que te quemas por toda la
eternidad. Otra teoría, es que el mismísimo infierno es el salón
donde se celebra la propia fiesta de la vida. Nadie que ha ido se ha
devuelto para contarlo.

La razón por la que muchas almas en esa fiesta le temen a la
mujer misteriosa es a lo desconocido, las almas piensan que lo más
correcto es irse estando preparados, pero es que la mayoría de las
veces las almas no están preparadas para retirarse del baile de la
vida. es curioso como esta mujer misteriosa espera con paciencia a
que pase lo inevitable. Se dice que muchas almas se han escondido
cuando la ven pasar, pero eso no basta, ella siempre las encuentra.

Comentan en la fiesta que aquella mujer pasa en un carruaje negro,
con caballos elegantes cuyos pasos tienen un
eco profundo y
lento, irradian una intensidad escalofriante. llenando el salón de
una tensión palpable, su llegada provoca una pausa casi
imperceptible en el baile.
vestida
con una túnica negra que oculta su cabeza, y su rostro. su sola
presencia genera un murmullo
contenido y miradas furtivas
. Algunos la describen
como una calavera andante, otros como una hermosa mujer, incluso el
ángel de la muerte para algunos. Muchas
‘almas’ evitan su mirada, como si al hacerlo pudieran posponer el
inevitable viaje
. Se dice que en ese
carruaje se montan más de mil almas en un día, almas que según no
vuelven, si, digo según ya que algunas otras almas interesadas en
estudiar en que hay después de la puerta de ese gran salón,
comentan que aquellas que se van, regresan nuevamente a aquel baile
pero, llegan irreconocibles, que pareciera que hicieran un limpiado
de sistema con ellas, les dan otro cuerpo, otra piel, otros
pensamientos, pero lo más curios es que aunque tengan todo nuevo, el
alma no pierde la esencia. Aunque vuelven sin conocer aquella
vestimenta de las otras almas que dejaron cuando les tocó marcharse,
se dicen que por alguna razón ellas se conectan unas con otras,
ellas se sienten y sin entender el porque vuelven a unirse a la gran
fiesta de la vida, retoman los pasos que quedaron pendientes,
descubriendo nuevas experiencias sin saber qué deben hacer para
terminar por completo con aquella fiesta que nunca acaba.

Muchas de esas almas no quieren que llegue el futuro, ya que
cuando se acerca el tiempo de desgaste de su cuerpo, la mujer aparece
dando aviso de que es el momento.

aunque a algunas las buscan inesperadamente, sin tener su cuerpo
desgastado; otras se van porque se cansan de bailar y a otras se les
acaba la estadía.

Aquella alegre alma a la que le tocó marcharse tan pronto y con
tanta energía, no le dio tiempo de despedirse, la mujer llegó
inesperadamente, no le dio tiempo de explicarles a las demás almas
que pronto volverán a reencontrarse y que, si cae en otra sala que
no sea la misma que ellas, ella la esperará con paciencia.

Así pasa con muchas almas en esa gran fiesta, no entienden el
¿por qué? Existe ese núcleo repetitivo y a
veces la incomprensión detiene brevemente sus pasos, pero el
instinto de la fiesta siempre los devuelve al baile
,
así que solo bailan…

                                           Cada
Paso, una Lección en el Gran Baile

Este gran baila como comente antes, se genera en un gran salón, en
un espacio que parece extenderse hasta donde alcanza la conciencia,
sus paredes difuminándose en una penumbra misteriosa que solo la luz
cambiante de cada sala logra iluminar brevemente. El aire aquí vibra
con una energía constante, una mezcla de expectativas ansiosas de la
multitud en la ‘GENERAL’, la tensión palpable y el brillo artificial
del ‘VIP’, y la calma serena que emana del ‘ESTÁNDAR’. Es un
escenario vivo y mutable, donde las melodías se entrelazan y los
ritmos cambian.

En la sala GENERAL, te encuentras millones de almas, queriendo
subir a la sala VIP, porque piensan que la fiesta será más
adorable.

Algunas que otras almas que han podido entrar en la sala VIP, y
por una o otra razón se han devuelto, dicen que en esa sala ves
almas competidoras, lujosas, egoístas, manipuladoras, nada humildes
y que fingen tener felicidad, la codicia y el deseo carnal
condenaron sus corazones a tener deseos materiales.

Describen la sala, extremadamente extravagantes con esas luces
brillantes e implacables que barren la sala, destacando vestimentas
ostentosas y movimientos exagerados, como si cada ‘alma’ intentara
deslumbrar a las demás. El aire allí vibra con una energía tensa,
no de alegría genuina, sino de una competencia silenciosa y
constante. Se ocultan tras sonrisas forzadas, en esta sala la música
es alta, ensordecedora a veces, impidiendo escuchar cualquier voz,
que no sea la de su ego y su vanidad.

Todo lo contrario a la sala GENERAL. En esta sala todo es
distinto, las almas aquí, no bailan un mismo ritmo, son almas
principiantes que buscan encontrar su propio destino, almas
confundidas y llenas de miedo, aprendiendo paso a paso que se debe
hacer en este gran salón, muchas de ellas están perdidas buscando
su propósito en esta fiesta, otras persiguiendo metas y sueños que
le venden las almas de la sala VIP, mientras otras simplemente están
esperando un milagro o que todo fluya. En esta sala la música es
pegadiza y constante, invitando al movimiento, pero a menudo ahogando
cualquier melodía individual.

Las que están en la sala «ESTÁNDAR» disfrutan de tal
escenario. Ellas ya no buscan sentido a la fiesta de la vida, porque
ya lo encontraron. Son esas almas que se sienten libres, que no
tienen que seguir a ninguna otra, que saben a qué vinieron y que
están en paz con ellas mismas, porque ya aprendieron que el bailar
de la vida tiene un sentido propio, que el propósito era hacerse más
sabias con cada baile para luego poder estar en paz y descansando de
aquella travesía. Es una sala que irradia una serenidad tranquila,
bañado en una luz suave y constante. Aquí, la música fluye con una
melodía más pausada y reflexiva, permitiendo a las ‘almas’ moverse
con una conciencia diferente, sin la urgencia de destacar ni la
confusión del principio.

En esa fiesta que nos ofrece la vida, el patrocinador es un señor
llamado «Dios». Él es quien decide cuándo entras y cuándo
sales. La mayoría de esas almas no creen, otras sí lo hacen, otras
son aficionadas a él, son las que siguen sus reglas, que
supuestamente él impuso. Otras dicen que este ser llamado «Dios»
es amor pleno y que es el padre de todas las almas que están en esa
fiesta, que si le piden con oración y con amor, todo les será
concedido. Ninguna de esas almas ha visto a aquel ser supremo, pero
lo han sentido y se han llenado a través de él. Muchas almas dicen
que es el dueño del Paraíso, y que si siguen sus reglas podrán
entrar. Otras cuestionan eso y dicen que lo que ellas llaman Paraíso
no existe, que no hay reglas que cumplir, que simplemente esas reglas
las impusieron aquellas almas con poder que gobiernan en la SALA VIP,
que fue una estrategia para gobernar a las demás almas a su manera y
poder separarlas unas de otras, para poder tener el control y así
evitar un desastre en aquella fiesta.

Cada una de ellas tiene una opinión diferente, a veces caen en
discusiones en la sala «GENERAL», porque algunas no están
de acuerdo con tal «engaño».

pero es que esa fiesta de la vida es una caja de sorpresas, está
llena de tropiezos, de pisadas, de tragos amargos y de fracasos. No
solo van a bailar y bailar, sino que tienen que aprenderse el baile,
que no deben pasar por alto cada paso que den o cada movimiento,
porque eso decidirá el destino de cada una de ellas. Y ves a todas
esas almas compitiendo, con los mejores pasos, el mejor cantar,
ganando juego tras juego, bailes tras bailes, para poder triunfar.

Cada una de esas almas somos cada uno de nosotros.

Querido lectores así es la fiesta de la vida: mientras más
errores repitamos, más aprendemos de ellos, mientras mas
aprendamos, mas rápido sabremos porqué se baila. Si, por el
contrario, no aprendemos de ellos, siempre se va a volver al
principio de todo, repitiendo los mismos pasos.

Cuando empecemos a descubrir que trompezar y equivocarse de paso
es lo que nos haré unas almas con más experiencia, entendiendo que
la belleza del baile reside precisamente en sus imperfecciones,
dejaremos de cuestionarnos tanto, de desear lo que tienen otro y de
querer estar en la sala de los perfectos. Entonces para que eso
suceda, debemos dejar de escondernos de la mujer misteriosa, debemos
dejar de temer, debemos aceptar que debemos cambiar de vestimenta,
cada cierto tiempo, debemos aceptar salir del salón sin sentir
culpa, debemos morir.

Porque quizás solo quizás, los expertos en averiguar que hay mas
alla de la puerta de este gran salón tengan razón y volveremos mas
regenerados, aunque sin
recordar los pasos de la danza anterior.

Con
esto quiero ofrecer una perceptiva fascinante
sobre nuestra
existencia y el inevitable encuentro con lo desconocido. En lugar de
respuestas concretas sobre el más allá, la imagen de la fiesta nos
invita a reflexionar sobre cómo vivimos nuestro presente ‘baile’.
Las aspiraciones de la sala VIP, la búsqueda de equilibrio en la
sala ESTÁNDAR y la naturaleza cíclica de las almas que regresan
sugieren una danza continua de aprendizaje y transformación. En
última instancia, la metáfora no disipa el misterio de la muerte,
sino que nos anima a encontrar sentido en el viaje, en los pasos que
damos y en las conexiones que forjamos mientras la música suena.»

Las almas que están en la sala «GENERAL» compiten
unas con otras para entrar en una sala a la que muy pocos entran, sin
saber qué es lo que les espera. Ellas solo quieren impresionar más
y tener los mejores servicios de la fiesta. Lo
que no se imaginan es que pa
ra llegar a esa sala tiene
que sacrificar muchas cosas incluyendo su libertad.




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