Deseos de una pesadilla

Deseos de una pesadilla

Andrés Pérez

30/09/2021

“Debí haber muerto…”

Eso es lo que Él pensaba mientras observaba perplejo el parpadeante y solitario brillo de un poste de luz que a falta de estrellas era el protagonista del firmamento nocturno, se levantó entretanto el recuerdo de la caída de cabeza desde un sexto piso le hacía revisar el estado de esta, que al estar completa le permitió soltar un suspiro de alivio.

Él tomo asiento en una banca cercana, observaba como a un par de cuadras un hombre ya maduro vestido formalmente, que contrastaba fuertemente con su rostro demacrado cuyo rastro era seguido por una horda de individuos sombríos que le acosaban y se arrastraban persistentemente, si El fuera mas que una silueta humanoide definitivamente se ruborizaría al recordar cómo solía ser una de esas sombras inconscientes que atormentaban al soñador y no aprovechaban su efímera existencia, aquellas palabras generaban un pesar en su corazón que se vio desplazado al menos por un instante por un impacto contundente en su sien.

  • Hola… siento lo de la pelota – Sus ojos hicieron contacto con lo de uno de sus congéneres, una silueta femenina, esbelta con cola de caballo que rápidamente recogió el balón cerca de Él y se entretenía mientras rebotaba en su cabeza.
  • ¿Quieres jugar un uno a uno? – pregunto la futbolista esperanzada, aquella pregunta le tomo por sorpresa, la curiosidad por la situación había remplazado su enfado.
  • ¿Por qué no estas con ellos? – cuestiono levantándose mientras señalaba la dirección a la que horda se había ido.
  • ¿Por qué estaría con ellos? ¿No notas los estúpidos que se ven? – respondió frustrada – ¿Y tú? – añadió.
  • Porque estoy de acuerdo contigo – mientras apretaba los dientes y rezaba por no haber perdido demasiado tiempo en eso.
  • ¿Eso también significa que quieres jugar? – afirmo la futbolista para proceder a dar un pase a su interlocutor el cual falla en recibirlo, siéndole inevitable poner llevarse la palma a la frente y suspirar.

Aquel gesto pareció encender su espíritu competitivo, Él pateo para un pase, pero la carencia de precisión y destreza hacían que el balón distara mucho de su objetivo, aun así, ella respondía entusiasta recogiendo el balón para luego driblear hacia Él, que buscaba compensar sus deficiencias con esfuerzo e improvisación solo para terminar exhausto y humillado al poco tiempo sin ni siquiera haberle robado la pelota una vez.

  • Al diablo……, que sinsentido…. -alego entre gruñidos
  • ¿Qué tiene más sentido que dedicarte a lo que amas? ¿acaso no hay algo que quieras hacer? – pregunto la futbolista mientras controlaba el balón con la rodilla.
  • Deseo tenerlo, incluso deseo mas que solo una cosa, no soporto la idea de que todo pueda terminar de repente, quiero hacer algo- respondió mientras se levantaba hacia un puño con toda su fuerza.
  • ¿Y cómo planeas hacerlo? – pregunto la futbolista mientras entrecerraba los ojos y cruzaba los brazos.

El empezó a balbucear, por un segundo solo pudo escuchar sus propios latidos mientras miraba al suelo impotente, finalmente sus ojos se posan en una vieja hoja de periódico bajo sus pies, aquella expresión desolada cambio a una sonrisa desafiante cuando lo recogió y lo mostro confiado.

  • ¡Con esto! – clamo mientras mostraba la pagina y señalaba el encabezado
  • Tragedia en los suburbios, treinta fallecidos en incendio- leyó la futbolista- ¡Por Dios! no soy criticona ¿pero eso no lo empeora? – Exclamo la futbolista mientras daba un paso hacia atrás
  • ¿Que? N-no me refiero a eso, ¡sino a esto! – corrigió avergonzado mientras señalaba algo bajo el trágico titular.
  • ¿Una… coma?
  • ¡Exacto! Tengo entendido que las personas que están en coma pueden dormir durante años, décadas, ¡incluso la vida entera! – Exclamo mientras sus ojos adquirían brillo y vigor.
  • ¿Acaso siquiera podemos lograr eso?
  • No lo sé… pero vale la pena intentarlo y si me apoyaras tendríamos más posibilidades- dijo exaltado mientras acercaba su rostro a ella.

La futbolista hace algo de espacio entre ambos y se debatía internamente que hacer mientras caminaba en círculos sujetando firmemente la pelota, El luchaba por mantenerse sereno durante la espera mientras cruzaba los dedos en su espalda, finalmente su rostro se aclaró, respiro hondo y le miro a los ojos.

  • ¿Crees que podría ser la mejor futbolista si practico durante años?
  • Al menos tendrás la oportunidad de averiguarlo- Por un instante quiso decirle lo que quería oír, pero aquel impulso fue ahogado no solo por un sentimiento de responsabilidad por la propuesta sino también por un recién descubierto respeto y agradecimiento hacia ella.
  • Entonces estamos juntos en esto Zil.
  • ¿Zil?
  • Tu nuevo nombre, serás Zil y yo Leta, ¿te gustan?, no podemos dejarlo en “El” por siempre, ¿no? – explico ella en un tono alegre y una sonrisa de oreja a oreja, pero Zil no podía ignorar como sus movimientos lucían más tiesos.
  • Celebrémoslo con otro partido cuando lo logremos- pudo ver como los ojos de Leta soltaron un ligero brillo mientras cerraban el trato con un apretón de manos, Zil se esforzó en mantener una cara de póker, nada daba más desconfianza que un emprendedor temeroso.

El contraste entre la magnitud de la ciudad y la carencia de ruido era abismal, los pasos del dúo llegaban hasta generar eco, el único espectador de la búsqueda de respuestas de Zil y Leta era el aire viciado que acentuaba su presencia en el marchito parque al que llegaron, las hojas caídas y podridas generaban una alfombra inmunda, el chirrido de los juegos metálicos oxidados remarcaban la desolación del lugar mientras que los árboles marchitos estiraban sus desnudas ramas hacia el suelo esforzándose por absorber la tenue luz de luna, como un perro callejero hurgando en una bolsa de basura.

  • ¡¿Tanto cuesta encontrar un lugar agradable en este sueño?!- exclamo Leta rompiendo la ominosa atmosfera mientras daba un pelotazo a un árbol.
  • Es una pesadilla, no debe serlo- respondió Zil pragmáticamente mientras observaba al soñador jadeando a la distancia apoyado en la cadena de un columpio, al cruzarse sus miradas el rostro del soñador se pone pálido y huye lastimeramente por un callejón.
  • Bien cuidado este lugar podría tener una hermosa cancha de futbol, señalo decaída mientras una hoja marchita que recogió se desquebrajaba en su palma.
  • Por que crees… ¿que existe este parque?

Leta se esforzó en contentar la pregunta tanto que parecía que iba a echar humo por cabeza, fue un trago amargo reconocer que solo podía mostrar a Zil una expresión confusa mientras se encogía de hombros.

  • Hace poco dejamos claro que una pesadilla no debe ser agradable, pero ¿Cómo sabe la pesadilla lo que es desagradable para una persona siendo cada una distinta?
  • Pues dudo que vaya a tenerle miedo a un prado soleado y lleno de flores.
  • ¿Y si fuera muy alérgico a las flores? ¿O si hiciera un calor infernal que te incinere al instante?
  • ¡No se Zil! Ni que leyera mentes ¡¿vamos a hacer algo significativo o no?!
  • Quizás si podamos hacerlo- susurro Zil mientras caminaba hacia el callejón y realizaba una señal para que Leta le siguiera- somos una manifestación de su mente siendo esta ultima la creadora de este espacio a petición de algo que vive en los más profundo de su subconsciente.

La carente luz de los postes eléctricos se veía tan insignificante como el brillo de una luciérnaga a medida a de que se adentraban en la callejuela, aquel estrecho espacio les hacia sentir como si se adentraran en las fauses de una criatura que se refugia en las tinieblas, Leta caminaba lentamente mientras las palabras de Zil hacían eco en su mente, viéndose desorientada al intentar comprender como funcionaba la conciencia ¿por qué una persona elegiría o tendría deseos de vivir estas experiencias? ¿acaso era productivo o útil? Aunque no tuviera tales respuestas aquella tétrica realidad era su único hogar y donde lucharían para tener un futuro lleno de posibilidades que actualmente poseía alguien que solo quería hundirse en su dolor y miseria, Leta apretaba los dientes mientras el deseo de arrebatarle ese brillo subía como la espuma, empezó a caminar más rápido y agudizo sus sentidos como si fuera un tiburón estimulado por la sangre, podía sentir aquella luz esperanzadora, estaba cerca, tanteaba los alrededores como si fuera capaz de sentirla, no, podía sentirla como si estuviera al otro lado de la muralla.

Zil no hayo palabras cuando vio a Leta obedeciendo tal impulso al ver como estiraba el brazo atravesando la pared y jalando al soñador para azotándolo contra el muro opuesto, examinar el agujero le permitió apreciar que se había escondido en un locker al otro lado de la muralla, Zil lo observaba fijamente, al acercarse a el le dio la oportunidad de apreciar sus grandes ojeras, palidez, y ojos entreabiertos llenos de miedo antes de desplomarse, Zil puso su mano en su cabeza con delicadeza a pesar de que un instinto primigenio en el le gritaba que estrellara brutalmente contra la pared como un badejo golpeando una campana, soltándolo antes se obedecer a tal impulso.

  • Crearemos un mejor futuro… para todos- susurro Zil mientras observaba como densas nubes oscuras tapaban el brillo de los últimos astros.

Los escalones de metal crujían por el exceso de peso en ellos, Zil y Leta aceleraron el paso hacia el sótano del edificio donde se escondía el soñador, confiando que las profundidades les darían la privacidad necesaria para la experimentación, finalmente se instalaron en una pequeña bodega donde Zil dejo al soñador atado en una silla, mientras jadeaba intensamente y intentaba limpiarse el sudor de la frente se sentaba en el piso.

  • Ahora viene… la parte difícil- indico Zil mientras se levantaba y caminaba exhausto hacia el soñador.
  • Creo que cualquier cosa que requiera esfuerzo físico ya te es difícil- Añadió Leta mientras soltaba una risita que era un fuerte contrapunto con la expresión seria y angustiada de Zil quien trago saliva antes de comenzar a hablar.
  • Necesitaba que ahorraras energía, estoy ciegamente convencido de que tenemos una posibilidad si cada uno cumple su parte.
  • Lo doy por hecho, pero, ¿a qué viene el discurso?
  • Por que lo siguiente es algo que solo tú puedes lograr, necesito- Zil reunió todo su coraje para terminar la oración- que te compenetres a él y observes dentro de su mente.
  • ¿De qué demonios hablas?
  • El es la fuente de todo, el nexo entre la mente y el sueño, si aprovechamos eso podríamos acceder a todos sus conocimientos o hasta manejar sus pensamientos, lo que significa que podríamos influir en sus acciones en el mundo real, pero hay un riesgo, en razón de que su conciencia es mas grande y compleja que la nuestra existe el peligro de que nos someta y absorba para siempre.
  • ¿Como?… no bromees…- respondió Leta con la voz quebradiza.

Leta empieza a retroceder lentamente, pero Zil se adelanta tomando su hombro suavemente, lo ultimo que necesita ahora es que le vea como una amenaza, pero fracasa transmitiendo esa intención ya que rápidamente Leta lo repele haciéndolo retroceder mientras frunce el ceño y se pone a la defensiva.

  • Los compañeros se cuidan entre sí, ¡no son sacrificios!
  • No es un sacrificio, ¡es un riesgo necesario! ¿acaso un portero no aceptaría recibir un pelotazo en la cara a cambio de evitar un gol del rival?
  • Un riesgo que solo corro yo, mínimo hagámoslo juntos.
  • No, esa aglomeración de inconscientes no tardara mucho en encontrarnos, cada cierto tiempo debo cambiarlo de escondite, me aterra pensar que pasaría si intervienen en el proceso.
  • ¡Apenas te lo puedes!
  • ¿Entonces no seria un buen ejercicio?… la broma fue recibida con una mirada de desaprobación y un chasquido de labios- pensare como sacarte de ahí si tardas demasiado.
  • ¿De verdad… no hay otra forma? – pregunto mientras se le empañaba la vista.

Zil mantuvo silencio por un sentimiento que superaba la impotencia o ignorancia, sino porque la respuesta involucraba una lucha entre su ética y su deseo de vivir, en la cual esta última atacaba como una bestia que buscaba someter a su presa antes de devorarla.

  • Lo siento…- las dos últimas palabras se sentían como cominillos arrancándole la yugular a la moral hasta verla morir.

Leta camino decaída hacia el soñador con dudas, pero manteniendo claramente el propósito del contacto en su cabeza colocando su mano en su rostro, la cual empezó a hundirse en el como si fuera a sumergirse en arenas movedizas.

Es la única forma

Es la única forma

Es la única forma

Zil repetía esa frase en su mente como si fuera un mantra, la ansiedad llego a su culmine cuando se sumergió por completo hacia un destino incierto.

Leta no podía distinguir el arriba del abajo, fue abrumada por una feroz corriente de información, memoria, sensaciones, todo tipo de estímulos a una velocidad vertiginosa, como guijarros siendo arrastrados por un rio desbordado, podía sentir el aroma del alcohol que el soñador consumió antes de dormir, la gruesa y lanuda tela de las sábanas que le cubrían el cuerpo, palabras recriminantes de las personas que al gritarlas simultáneamente generaban gemidos que dejaban en claro un profundo desprecio, ella temblaba abrumada mientras intentaba concentrarse en el cuero gastado y frio de la pelota mientras la abrazaba en posición fetal, estando al borde del colapso Leta no pudo ignorar un recuerdo del soñador tan efímero como una estrella fugaz, la imagen y acciones eran borrosas pero le transmitieron una sensación de paz y seguridad, aquello la hizo concentrarse en la naturaleza de ese estimulo, descartando cualquier otro que fuera remotamente diferente, limpiando así el camino de los obstáculos, pudiendo finalmente convertir ese torrente caótico en una estructura con cada pared recreando un corto recuerdo, como si fuera un laberinto cuyos muros eran televisores gigantes.

Leta caminaba intrigada por el críptico lugar, colocar su mano en aquellos muros era suficiente para reproducir las memorias y experimentarlas como si ella misma las viviera poniéndose en lugar del soñador, lo que le había permitido apreciar la labor detectivesca de este último, al conducir su patrulla mientras perseguía un criminal, su faceta despistada como cuando su mujer lo regañaba al olvidar agregar la cantidad errónea de detergente en la lavadora pero, los que mas le agradaban era el lado juguetón y risueño que mostraba con Silvia, su hija pequeña a lo largo de su desarrollo, que le otorgaban la misma sensación de seguridad y quietud que le habían guiado a este punto, siempre tomándose un pequeño momento para reproducir los recuerdos donde salían esos dos a medida que avanzaba, pero esa sensación termino creando una mescla agridulce cuando en uno de esos recuerdos una Silvia ya crecida lucia su nuevo uniforme en la selección universitaria de futbol, la cual resaltaba un aspecto esbelto y una cola de caballo, rasgos que ambas compartían, pudo sentir como la temperatura de su cuerpo empezaba a elevarse mientras buscaba en los recuerdos cada vez más actuales finalmente llego hasta el final de la línea, el ultimo recuerdo con Silvia, puso su mano apresuradamente, inmediatamente pudo percibir como el olor a pólvora y el sonido estridente de pistolas que inundaron su departamento pero todo quedo opacado por la explosión dada a un provocada al disparar a una fuga de gas lo que desato un mar de flamas que consumían el edificio, perdiéndose mas de la mitad de las vidas de los habitantes en el proceso, incluida la de Silvia, la investigación concluyo que los atacantes eran delincuentes que buscaban venganza contra el soñador quien había acabado con las vidas de los suyos en una violenta redada hace algunas semanas pero aquellos que habían experimentado la perdida de sus cosas o seres amados solo podían procesar odio y rencor hacia su antiguo vecino.

Aquel acontecimiento fue el inicio de una espiral autodestructiva, ahogando el dolor el incontables licores, impotencia y rabia liberadas contra las personas equivocadas, tristeza y culpa aplastantes, era demasiado para Leta, gritaba mientras intentaba alcanzar aquella recreación al otro lado de la pantalla una y otra vez, reabriendo aquel dolor como si fuera propio, no, ese era su propio dolor, era el oscuro corazón de la ciudad desolada, pero que podría hacer, el cansancio no le permitía pensar claramente, quería ver a su compañero, deseando poder compartir su epifanía antes de perder el conocimiento, su deseo se cumplió, pues Zil la sostenía perplejo mientras buscaba algún rincón tranquilo en la azotea donde el junto al soñador evitaban aquellas sombras balbuceantes.

Zil empezó a observar los alrededores desde la azotea del edificio, al parecer aquella turba aun estaba lejos de su ubicación, pero sintió pesado el estomago cuando vio que se estaban dividiendo en grupos para cubrir más terreno.

  • Tienes que decirme lo que viste Leta, ¡cada segundo cuenta! – Le pidió a la muchacha en un tono angustiado mientras ella no dejaba de observar al soñador frente a ella- ¡Vamos! ¡Puede que estemos cer….
  • ¿Recuerdas cuando me preguntaste porque existe el parque? – interrumpió Leta rompiendo el silencio en un tono melancólico- Tengo la respuesta para eso, de hecho, tengo la respuesta al por que, de nuestra existencia, somos expresiones de culpa, partes de un dolor que el no merece cargar, lo se por que soy parte de él, un individuo que busca la felicidad y podemos encontrarla junto a el enfrentando al mundo real, volvámonos uno con su fuerza liberémonos del sufrimiento que enfrentamos.
  • ¡Si el tipo es infeliz mejor! Los sueños solo están limitados por la conciencia e imaginación, el podría crear una utopía donde ese dolor nunca haya existido a la vez que seremos nosotros los artífices del futuro, ¡NUESTRO FUTURO! – Exclamo Zil apasionadamente mientras se reflejaba en lo ojos de Leta, ojos que eran acompañados por una expresión mescla de decepción y condescendencia.
  • No Zil, la verdadera felicidad solo se alcanza enfrentando la realidad unidos, no encerrándose en esta farsa, ven, creo ser capaz de…- Dijo Leta caminando lentamente hacia Zil mientras estrechaba su mano hacia él, Zil pudo sentir por un momento como la piel se le ponía de gallina y sentía un intenso escalofrió.
  • ¡No me toques! ¡¿Y que si esto es falso?! ¡acá podemos ser más! – Grito mientras retrocedía con el corazón latiendo a toda intensidad, Leta dejo caer una lagrima mientras mostraba una mueca de resignación y retrocedía hacia el soñador para abrazarlo.
  • Levántate… papa.

La temperatura empezó a elevarse repentinamente, Zil podía ver como Leta empezaba a desintegrarse lentamente y sus restos eran arrastrados como ceniza por el viento, sus brazos y piernas no respondían mientras presenciaba tal escena, tal calor había incinerado la silla y cuerda que lo retenían, cuando lo ultimo de Leta desapareció el abrió los ojos que desataron la tormenta.

El edificio empezó a colapsar por la fuerza de la tempestad, núcleo era el propio soñador el cual mantenía un rostro que emanaba seguridad y calma a diferencia de Zil que se afirmaba con todas sus fuerzas a una tubería que colgaba de una parte aun estable del edificio, desde donde pudo ver como la turba empezó a asimilarse en una grotesca masa oscura que se elevo para embestir al soñador, que el aparto de su camino como si fuera una mosca repugnante, la sacudida del impacto produjo que Zil soltara su único apoyo y quedara a la merced de la tempestad, maldijo todo, la pesadilla, Leta, la mente, al soñador, incluso la propia naturaleza de su existencia mientras la intensidad del huracán le enmudecía sus gritos de ira, todos sus deseos se empezaban a derrumbarse ante el y eran repelidos como esa insistente masa negra derribada cada vez mas lejos hacia el cielo.

Es curioso como las catástrofes pueden ser inspiradoras, por un breve momento Zil sintió que se congelaba el tiempo mientras su mente unía las piezas de una idea que será la apuesta de su vida, Zil empezó a usar los cientos de escombros a merced del viento como muros de escalada para alcanzar esa masa oscura, solo esta vez acepto voluntariamente ser guiado por ese instinto primigenio que compartía con ese cumulo, finalmente después de otro derribo la masa salió volando hacia el dio un salto decisivo para alcanzarlo, su lomo, si así podía llamarle se sentía húmedo y viscoso que lo engullía vorazmente como un hombre famélico, Zil respiro hondo y por propia voluntad hundió su cuerpo en esa criatura, que iniciaba otra arremetida, el soñador quien se preparaba para golpearla otra vez se paralizo por la sorpresa de ver como Zil emergía de la bestia justo en frente de él, este último aprovecho e hundir su mano es su rostro, sumergiéndose en el nexo con el pensamiento.

Una persona consiente era capaz de ser percibir y experimentar muchos más estímulos y pensamientos incluso durante un sueño lucido, se sentía como si navegara en un circuito sobrecargado cuya intensidad ejercía una presión aplastante en Zil, pero no tenía planeado que ese lugar fuera su tumba, la respuesta estaba acá y necesitaba aplacar su conciencia, empezó a enfocar su mente en sensaciones específicas, incomodidad, miedo, desesperación, dolor, ira, a través de él buscando servir como conexión entre la bestia y los rincones mas oscuros de la mente, sirviendo como catalizador para una maligna metamorfosis, aquella masa empezó a lucir como una quimera grotesca cuya piel estaba conformada por los rostros de inocentes del incidente y de aquellos que le recriminaron quienes gritaban maldiciones a todo pulmón, sus extremidades deformadas llevaban las marcas de las quemaduras de cuarto grado mientras se extendían a cada minuto.

El soñador pudo sentir como se calcinaban sus viseras al ser golpeado brutalmente por esas extremidades tétricas, soltando un alarido que incluso Zil pudo escuchar pero que no le impedía concentrarse en las sensaciones mas actuales en especial las que provenían de los cinco sentidos, pudo sentir una gran gota de sudor recorriendo su frente, los moretones recién causados por un una manifestación externa de la lucha en su interior golpeando muebles y revolcándose en el suelo ¿acaso su estado mental accionaba acciones reflejo? Zil no tenia tiempo para indagar en eso, pudo sentir la dureza fría del acero junto con tierra y hojas desparramadas en sus pies, por lo que pudo investigar determino que estaba en la terraza de la cual solo le faltaba un poco mas para caer, Zil sentía como si lo estuvieran descuartizando lentamente, el mismo instinto que le impulso a esta ahora le gritaba que se retirara pero antes de ceder pudo percibir una última sensación, una vista de la acera de la calle acercándose peligrosamente rápido a su rostro antes de perder el conocimiento, Zil sonrió exhausto y cerro los ojos, ya había decido que quería hacer cuando despertara, jugar con una pelota de futbol.

La sangre carmesí recorría la acera, revelando un ligero brillo escarlata al ser expuesta al flash de las cámaras y celulares de los vecinos del departamento, el forense la tuvo fácil, caer de cabeza desde el sexto piso lo mato al instante, aun así, nunca pudieron identificar la razón del por que a pesar de limpiar a detalle la sangre del lugar siempre quedaba una vaga silueta en el suelo que buscaba alcanzar un balón de futbol.

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