Representación de una mirada ciega.
El alma de las palabras residía en mi mente con un sonido estético. “Nos jugamos un apuntadito de dos mil o qué”. Fue la primera mañana y la más rara, esa voz no dejó concluir mi sueño pendiente, aunque parecía la búsqueda de algo intenso intenté seguir impaciente; envuelto en la cobija que ya me causaba...