Las mujeres de mi vida
Tengo una manía inconfesable. Algunos dirán que soy un rarito, un maniático de esos que deberían ser señalados con el dedo, e incluso habrá quien quiera encerrarme bajo llave sin ver la luz del sol, condenado no sólo por mi manía patológica sino encima también por la sociedad al completo: desde que tengo uso de...