La Oreja del Comandante
Fue un lunes ocho de noviembre cuando perdí la oreja. Recuerdo que desesperado recorrí la calle principal de Fajarambú, en busca de alguna pista del pequeño saco de piel que la contenía. Recorrí cada metro del antiguo empedrado de forma meticulosa. El sol implacable golpeaba con fuerza, y la resequedad de la puna resquebrajaba la...