UNA RÁFAGA DE VIENTO
Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro en lo que había sido mi existencia. Sentí mi niñez, acompañada de mi madre y mi hermana, leyendo en una pequeña y fría cocina sólo calentada por el agua de los pucheros hirviendo; sentí mis manos sobre el papel, dibujando princesas. EL viento que vuelve locos...