Marcos
Aquel enigmático profesor, siempre con migas de galleta en su enmarañada barba, había logrado apasionarnos. Tenía esos zapatos marrones con suela de peatón empedernido y la mirada atenta a cada gesto o palabra que se producía en su presencia. Vehemente admirador del comportamiento humano, había sido capaz de dirigir nuestro interés a esas pequeñas acciones...