GILDA.
GILDA. La ciudad y sus avenidas principales languidecían a medida que pasaban las horas; el tráfico vehicular cesaba y el silencio callaba el esplendor nocturno que siempre existía en el Gran Santiago. La maldición del virus, infame enfermedad, asolaba la lucidez, el pensamiento, de los que aún transitamos por el barrio de Providencia, solo quedaban...