Dos mundos
─Si tú no quieres salir quédate, pero a mí me apetece. Así de contundente fue. No le importaba su parecer. Ni siquiera se volvió para ver su reacción. Estaba harto de permanecer entre esas paredes, cubierto por el mismo techo, pisando idéntico suelo. La calle le proporcionaría esa libertad de la que había sido privado durante mucho tiempo...