ADENTRO O AFUERA
Lo asaltó una terrible desesperación, miró hacia ambos lados y no había nadie, sin embargo su paranoia le decía lo contrario. -¡La puta madre! ¡Qué hago! – pensó Darío alarmado. Miro nuevamente. Nadie. -Ya fue, lo hago acá. – ¿Estás seguro? – le inquirió su conciencia desde el fondo de la heladera de lácteos que...