Relatos seleccionados del libro de alumnos del taller Un proyecto de Talleres de escritura Fuentetaja y la Fundación Escritura(s)
Relatos seleccionados del libro de alumnos del taller
puedes solicitar hasta el 15 de febrero los ejemplares de Conjunta-mente que deseas escribiendo un correo a conjuntamente@fuentetajaliteraria.com (el precio del libro, de 336 páginas, es de 14 euros*)
Conjunta-mente
Entre el 20 de enero y el 16 de abril los talleristas (y antiguos talleristas) de Fuentetaja recibieron una invitación para participar en un concurso de relatos en el Club de escritura, en una convocatoria privada. Los 40 mejores, que elegirían ellos mismos, se publicarían en un libro. En julio, con el fallo del jurado, que refrendó la votación popular, cerramos el concurso. Pero a pocas semanas de tener el libro a punto abrimos de nuevo la convocatoria, ahora al conjunto de los usuarios del Club, aunque solo con los textos seleccionados, para poderlos leer y comentar entre todos.
El germen del Club de escritura está, o está en parte, en los concursos para la publicación de un libro colectivo de los alumnos de Fuentetaja: en buscarle al taller de escritura otros hábitats para esa metodología de trabajo práctico, en grupo, de intercambio crítico para aprender también de los otros.
El Club echó a andar en 2013. El último concurso para el libro de alumnos fue un año antes, en 2012. Podría parecer que uno había sustituido al otro, pero en ningún momento pensamos que fueran incompatibles o innecesarios ambos proyectos a un mismo tiempo. Son frentes distintos, pero que convergen como propuesta didáctica para la escritura.
Decía don Quijote que no hay posada más divertida que el camino: el propio desarrollo del concurso es un fin en sí mismo, tremendamente estimulante, pero sabemos que ese registro que queda con el libro le da a la vivencia un plus, porque refuerza su condición de experiencia compartida, de responsabilidad común, y le da más recorrido.
Nos preguntamos: qué nos aporta la publicación de un texto y qué nos aporta un libro colectivo. No queremos (nunca ha sido nuestro objetivo) alimentar fantasías o egos de escritor con la publicación de un relato, pero creemos que el libro es un buen estímulo para el tallerista, para que gane confianza en sí mismo y trabaje con rigor sus destrezas, con el objetivo preciso de ver publicada su obra, de saberse leído por otros. Que sea un libro colectivo le da al proyecto, además, un valor añadido, en tanto que materializa las formas intrincadas de una comunidad: heterogéneo, diverso, pero bien enlazadas las distintas historias, con una comunicación subterránea entre ellas hecha del trabajo en grupo y de decisiones consensuadas.
Un concurso para los alumnos de los talleres Fuentetaja
Desde 1992, en Fuentetaja publicamos periódicamente un libro hecho por alumnos: una antología de relatos escritos y seleccionados por los participantes de nuestros talleres de narrativa. Tras Cuentos que llevó el cartero, Desvelados, Relatados, El cuento, por favor, Asentamientos y Vitamina C, entre otros, arrancamos en enero un nuevo concurso, entonces todavía sin nombre, pero ya en marcha, para ir dándole forma a lo largo del curso, también dentro del taller, con el asesoramiento del profesor y los compañeros. Pero por primera vez con el proceso de selección de los relatos aquí, en el Club, lo que facilitará la presentación de los textos y también la cuantificación y visibilidad del voto razonado.
Entre todos seleccionamos los 40 relatos que formarán parte del libro colectivo: Escritos todos por alumnos y exalumnos de Fuentetaja: que, por tanto, comparten o han compartido nuestros planteamientos en torno a la escritura y su pedagogía. El tema era libre. Se podía escribir de lo que se quisiera para probar ese estilo personal y auténtico con el que intentamos dar forma a la realidad. Cualquier punto de partida era bueno. Lo que le da un sentido unitario al libro no es una misma temática, sino el trabajo que hay detrás de las historias, el rigor con que han sido escritas (y comentadas), con los métodos con los que trabajamos en el taller.
El objetivo es que los talleristas trabajaran el relato en su taller, con sus compañeros y su coordinador, dedicándole tiempo esos meses. Y, al tiempo, lo compartieran con los demás participantes subiéndolo al Club, para que pudieran también comentarles qué les parecían: qué les gustaba y qué pensaban que podrían mejorar.
Los relatos seleccionados
En los talleres, además de a escribir, se aprende a leer. La lectura es un ejercicio de criterio, de formulación de un canon lector personal y razonado. Por eso, los cuarenta relatos que aparecerán en el libro serán elegidos mediante un sistema de votación razonada. El resultado será un libro de calidad más contrastada que reúna una selección de historias atractivas para el lector.
¿Quiénes harán de jurado para este proceso de selección?
Los mismos participantes mediante un sistema de votación razonada, ya que una de las condiciones para participar con un relato es el compromiso de leer y evaluar los textos de los demás. Ser juez y parte se convierte en una experiencia importante dentro del método habitual de nuestros talleres, porque además de que supone una prolongación del trabajo del taller (la lectura y el análisis de los textos propios enfrentados y reflejados con los comentarios de los compañeros), es una fórmula honesta que pone en el punto de vista del lector serio y atento la valoración de los relatos que conformarán el volumen recopilatorio. Los participantes conocían suficientemente el funcionamiento del taller y disponían de criterios consolidados para valorar un relato y ejercitar su criterio. Desde la organización de los talleres insistimos con frecuencia en la especial aportación pedagógica del trabajo en grupo como elemento constituyente de la filosofía del taller y enriquecedor del trabajo personal; este compromiso que exigimos en el proceso de selección es parte del respeto que debemos al trabajo de los otros. Toda selección implica una responsabilidad.
Cada participante debía votar un mínimo de 10 y un máximo de 15 obras de sus compañeros, con el mayor número de estrellas posible, y comentar el máximo número de textos que pueda. No cumplir con este compromiso descalificaría su relato. No dudamos del rigor ético de los participantes: trabajar los textos de los compañeros en el taller puede generar una cierta empatía hacia ellos, muy saludable, pero conductas que prioricen la amistad sobre el criterio literario solo conseguirían un libro de peor calidad, que se frustrase un proyecto que es de todos, también de los que finalmente no sean seleccionados, pero que habrán sumado tanto como los seleccionados para hacerlo realidad.
Los participantes elegirían los 80 relatos finalistas. Un jurado compuesto por profesores de Fuentetaja seleccionaron de entre los finalistas los 40 que forman parte del libro. Si el jurado entendiera que fuera de esos 80 textos preseleccionados hay alguno de especial valor literario, podría rescatarlo para su inclusión en la antología.
El libro
Cada uno de los autores de los cuarenta relatos seleccionados recibirá un ejemplar del libro editado como reconocimiento a su trabajo. Los tres mejor valorados por el jurado recibirán 20 ejemplares del libro. Los 10 comentaristas más destacados también recibirán un ejemplar.
Nos pondremos en contacto con los participantes para que nos indiquéis el número de ejemplares que queréis reservar. Hay que tener en cuenta que en el mercado actual, sobrealimentado de ediciones, no parece haber mucho hueco para los libros de autores noveles ni antologías. Por eso es muy posible que este libro tenga una circulación bastante restringida, y no podemos hacer una tirada grande. Dicha edición se hará bajo demanda, por lo que los interesados deben reservar previamente el número de ejemplares que desean adquirir (contaremos con pocos excedentes). El precio del libro será lo más económico posible y se ajustará a los costos reales de producción.
Como ocurrió en convocatorias anteriores este concurso es doble, ya que, además de lo literario, el Istituto Europeo di Design convocó un concurso para la portada y diseño del libro, y le buscó un título.
El libro aparecerá publicado en el último trimestre de 2017. La presentación del libro se realizará en un evento que servirá como punto de reunión de los alumnos del taller y del que se os avisará con la mayor antelación posible.
* Hemos ajustado el precio del libro a un importe asequible (14 €), que atiende a los gastos de la edición, transporte y almacenaje y en el que no se ha incluido el coste total del trabajo editorial (proceso de selección y comunicaciones, diseño, maquetación, correcciones…)
El fallo del jurado
Un jurado compuesto por profesores de los talleres de escritura creativa Fuentetaja, presidido por Gloria Fdez. Rozas y Javier Sales, decidió seleccionar los siguientes 40 relatos para formar parte del libro en papel. De cada relato seleccionado se escribieron dos breves comentarios críticos.
PRIMER PREMIO
Pedro Barsanti, por “Mi buen amigo H.H.”
I. Por conseguir el difícil reto de que el personaje de un inspector de Hacienda resulte simpático al lector.
Por el despliegue de imaginación que hay a lo largo de todo el relato y a pesar de que se podrían recortar algunas partes un tanto excesivas (por ejemplo, dar demasiados detalles acerca de la afición del inspector por la costura, su descendencia de una modista de la Chelito, etc…)
Por su redacción cuidada y elegante.
Por la fina ironía de un gran número de frases mezclada con alguna que otra procacidad desternillante.
Por los dinámicos bigotes del inspector, sus semejanzas con Mr. Potato y su actitud similar al gato de Cheshire, una curiosa trinidad encarnada en un único personaje.
Por el aroma de alta cultura y baja cutrez que se combinan en dicho inspector que tan pronto solicita libros del Círculo de Wittgenstein como estampitas de San Mateo; lo cual también sucede con el narrador, que escucha a Tomás Luis de Victoria y prepara platos culinarios de diseño, pero luego compara a su señora esposa con una morsa y es nieto de un carterista corto de pierna y brazo de la calle Preciados.
Por el peculiar amor de Carlota por la cultura japonesa y su amor por la libertad, sin prejuicios por ser madre y abandonar a sus hijos.
Por una frase inicial absurda y deliciosa: «Durante algunos meses tuve bajo mi cama a un inspector de Hacienda» y confirmarnos al final que el tipo no era más que un cabronazo.
Y porque la votación popular es sabia en algunos casos.
Por todo esto, nada más y nada menos, Mi buen amigo, se merece ganar este concurso.
II. En esta ocasión coincidimos con la votación popular. También a mí me parece que este debe ser el cuento ganador. Es un cuento muy bien armado, divertido, y que viene a poner en imágenes aquello de por la caridad entra la peste. Después de todo, Hacienda es Hacienda y termina por llevárselo todo, hasta la alegría.
El cuento me parece que está lleno de humor, un humor irónico, ajustado, que nos permite ir viendo ese proceso de transformación del personaje, que acaba por comprenderlo todo, cumpliendo así con las formas paradigmáticas del relato, que, como todos sabemos, dicen que toda historia es el relato de un cambio de conciencia.
Aunque el cuento está muy bien, también todos sabemos que casi siempre las obras son susceptibles de algunas mejoras. Y, en mi opinión, estos ajustes estarían encaminados a simplificar un poco, no abusar de las enumeraciones, acortar un poco el texto. Los guiños literarios estás muy bien, pero quizá son excesivos, con menos conseguirías el mismo efecto. Bueno, pequeños ajustes, que ayudarán a reforzar tantos, tantos aciertos como tiene el cuento. Muchas felicidades.
SEGUNDO PREMIO
Alberto Villa, por “Morfina”
I. Estamos ante un gran retrato de una forma de vida, o de una forma de subsistencia. Ir de colega en colega, de bar en bar, de borrachera en orgía, buscando siempre ese gramo de jaco o de morfina que tan difícil resulta encontrar en algunas épocas, justo cuando alguien lo necesita de verdad. Ni que estuviéramos hablando de comprar un libro.
Aquí todos se conocen, aunque no todos tienen nombre: Allí estaban todos: Piqui, Juancho, Ericlapton, Leandro el Pollas y Viviana, y un tipo que no pude ver bien debido a la nube de marihuana que parecía haberse posado sobre su cabeza.
Son individuos que viven esclavizados a sus vicios, a sus substancias, pero por otra parte están libres de prejuicios, gente que se respeta tal y como son, sin moralismos: al final la Viví se puso en plan ametralladora y yo me puse a meneármela a lo bestia. Nos corrimos los tres a la vez; bueno, los cuatro porque Leandro el Pollas se había apuntado a la fiesta desde el pasillo. Personas un tanto paranoicas porque saben de qué va la cosa, que temen a una vigilancia de la CIA, sin ni siquiera imaginarse lo insignificantes que son para el sistema.
Solo eché de menos en el relato que hubiera una evolución en la forma de narrar, ya que en todo momento el narrador mantiene el mismo tono. Las cantidades de alcohol y porros que va acumulando bien podrían modificar su lenguaje, su punto de vista o su percepción de la realidad. El relato sería más potente si el viaje en busca de la droga también fuera un viaje al encuentro de su sombra.
Pero el final que nos propone el autor es una redención en toda línea, no hay egoísmo en Alex, ni siquiera está poseído por la adición. Al final resulta que es un buen chico que ayuda a su abuela a sobrellevar los dolores de su enfermedad. Algo que no hace por ella la Seguridad Social.
En definitiva, un segundo puesto bien merecido.
II. La verdad es que me han sorprendido bastante la calidad de los comentarios a los cuentos, por eso, mis palabras casi van a repetir las cosas que unos y otros habéis ido poniendo tras la lectura.
El cuento Morfina tiene muchos aciertos, en mi opinión. Y uno de ellos es quizá la sorpresa final, que el autor ha sabido ir preparando, desde la aparición de esa abuela al comienzo del cuento, situación bastante natural en tantas familias rotas, en las que los abuelos han de ejercer de padres, y los nietos, de hijos. A lo largo del texto vamos siguiendo el rastro de esa búsqueda, cuyo objetivo pronto descubrimos. Dos expresiones: “me tomé un ibuprofeno anti resaca” y “Qué gusto da oírla” se reparten el peso de ese objetivo.
Quizá el mundo sórdido que el narrador nos muestra nos hace pensar que es él mismo el beneficiario de lo que busca pillar. Y ahí la sorpresa.
Me gusta bastante cómo el autor se acerca a esos personajes, casi estereotipos del mundo marginal. Me gusta porque lo hace sin miedo y ese gesto de valentía tiene su recompensa.
Pero no quito la razón a algún comentario que señala que se ve al autor tras esa voz. Es complicado hablar desde dentro de un mundo que no hemos habitado. Leyendo los cuentos de Dennis Johnson, Hijo de Jesús, podemos ver lo que es transmitir desde dentro. Esa verdad, esa autoridad del narrador, es lo que en algún momento me ha faltado un poco. Pero de todos modos el cuento está muy bien. Felicidades.
TERCER PREMIO
Jorge Duarte Ruiz, por “El valiente Adam”
I. Lo más valioso de este relato es la tensión que va generándose a medida que avanza el texto. Esto lo logra el autor gracias a esa construcción en dos escenarios diferentes: el piso de arriba, donde están los padres, y el dormitorio del niño, abajo.
Mientras el monstruo avanza en la oscuridad, los padres expresan sus preocupaciones pero en un tono más bien distendido, comparando la situación de su hijo con la de otros chicos del vecindario. La tensión, el suspense del relato, se consigue también gracias al inteligente reparto de la información que el escritor va entregando al lector: a medida que el monstruo va tomando posesión de la cama, nos enteramos de que ha habido un suceso trágico anterior, por lo tanto no son tan solo terrores imaginarios los que sufre Adam. La aparición del cuchillo en la cama, junto a Adam, a la vez que conocemos el hecho de que el padre también se tuvo que enfrentar a su monstruo, nos prepara para la llegada del clímax.
Por ponerle algún reparo, quizás habría que revisar el desenlace ya que resulta un tanto explicativo en exceso. Finalizarlo un par de renglones antes. Cuando el narrador dice Aquello fue hace muchos años, pero no lo ha olvidado, es una información que ya se nos ha dado antes y no aporta demasiado. No son necesarias las explicaciones posteriores.
Pero en cualquier caso es un buen relato, merecedor, por méritos propios, de este tercer puesto.
II. Sí, como alguien dice en los comentarios, este cuento va más allá del tópico del monstruo bajo la cama. En realidad, cuenta la historia de un héroe, de un superviviente. De la victoria que le permite pasar al otro lado, quizá al lado de la adultez.
Muy buena idea la presencia de esos padres que, a pesar de su angustia, comprenden que no son ellos los que deben luchar. Muy bien porque en sus conversaciones le dan a la lucha el dramatismo que de verdad tienen cada una de esas batallas de la infancia, tanto como para jugarse la vida. Muy bien la tensión que genera y mantiene hasta el final.
Me gusta su sencillez, el miedo del héroe, ese pijama mojado que da cuenta de la magnitud de su miedo y de su valor. Magnífico.
Solo una cosita más. Pienso que el final se sobre explica. El cuento en mi opinión debería acabar un poco antes. Exactamente en esta frase: “Mira por encima del hombro del niño: siente alivio cuando ve ese fluido verde sobre el suelo de la habitación”. FIN. Las explicaciones siguientes déjaselas ya al lector. Te lo agradecerá.
Felicidades por este tercer puesto.
SELECCIONADOS PARA FORMAR PARTE DEL LIBRO
(por orden alfabético)
Abraham Crevillén Hernández, por “Awa”
I. En esta historia hay un constante juego entre lo real y lo soñado, entre lo que pudo haber sucedido y lo que sucedió. Hay momentos en los que la narración se vuelve confusa o que resultan un tanto intrascendentes, quizás se podía haber recortado un poco. Y sin embargo, al final de la lectura queda un poso, una resonancia que le otorga una valiosa trascendencia.
II. Creo que cumple la función de un relato en el sentido de que conmueve. La propuesta de esos dos niveles de realidad, lo real y lo otro, no resulta fácil de abordar después de los grandes relatos que sobre esa propuesta han hecho autores como Borges o Cortázar o Bierce. Pero como ya he dicho en algún momento, el riesgo debe ser premiado.
Alberto Cubero González, por “La casa abandonada”
I. Muy bien escrito. Volver al pasado es casi siempre ese andar entre ruinas. Pero volver para acabar con él va un paso más allá. Si la ficción nos permite esa segunda oportunidad que la vida no suele dar, este cuento permite la oportunidad de cambiar lo incambiable. Muy bien.
II. El protagonista de la historia, mientras recorre la vieja casa en ruinas donde pasó su infancia, se va encontrando con escenas de su pasado, con momentos oscuros y rincones en los que sucedieron hechos muy trágicos. Y ahora, en el presente, es el momento de terminar con todo, hasta con los recuerdos. Buen trabajo de descripción y manejo del flashback.
Álvaro González de Paz, por “En clave de sol”
I. Lo que más me ha interesado de este relato es esa relación de poder entre dos seres. Quizá porque es un tipo de relación más frecuente de lo que quisiéramos, que de alguna manera nos implica. Lo más difícil del mundo son las relaciones, entender ese juego que jugamos quizá sea una de las claves para evitar mucho sufrimiento. Muy buen el final.
II. Un relato duro sobre la esclavitud. Lo interesante de él es el giro final, en el cual el tirano, el maltratador, sigue al indio yaqui hasta el Otro Mundo. Resulta que había cierto cariño detrás de todos esos golpes —quien bien te quiere te hará sufrir— o quizás, en el fondo fuera la necesidad de continuar con su sadismo más allá de la vida. Extrañas relaciones que se gestan entre el torturador y el torturado.
Anabel Aikin, por “El futón”
I. Es otra historia de una pareja de ancianos que ven ya cercano el final de sus días. Pero la tecnología electrodoméstica acaba abriéndoles una ventana a un universo de esperanza. Bella historia de ciencia-ficción humanística, cargada de imágenes emocionantes. A pesar de algunos ligeros errores gramaticales, es una historia contada con tanta sensibilidad que se merece entrar en el libro.
II. Otra vez la esperanza cuando hay pocos motivos para ella. Qué reconfortante esta historia original, tan cálida, con ese brillo de las imágenes y tanta ternura. Muy bien.
Antonio Llabrés Salvá, por “El refugiado”
I. Las circunstancias hacen que el protagonista se vea atrapado en un laberinto burocrático y que acabe siendo tratado como un refugiado más en un aeropuerto de Estados Unidos. Pero es que, al fin y al cabo, todos podemos acabar siendo refugiados, todos somos sospechosos ante esas pertinaces políticas inmigratorias. Por exponer este asunto tan actual de un modo ágil y directo, el relato es digno de este libro.
II. Quizá una de las escenas temidas de nuestro mundo. Quedarse perdido en esa tierra de nadie de un aeropuerto, donde no se te reconoce, donde casi ni existes, donde puedes ser nadie. El tema tiene un atractivo estupendo. El cuento se lee como el que busca una solución a algo en lo que se puede sentir atrapado ya cualquiera. Muy bien.
Cecilia Castelló Llantad, por “De cómo una palabra me encontró a mí… y ahora te buscamos”
I. Este texto habla sobre el proceso creativo del escritor, sobre la necesidad de perseguir a una palabra exacta, única, personal. Y luego a otra, y luego una frase… La voz narrativa es tan amable, cálida e hipnótica que el lector se siente bien acompañado a lo largo de un viaje más que placentero, hasta llegar a esa frase final tan sencillamente justa.
II. Nos sentimos tan identificados con esta voz aquellos que dedicamos parte de nuestros días a la escritura. Esa búsqueda inútil de la perfección, ese agotarte en las palabras. Muy bien.
Clarisa Sekulits Fernández, por “El estofado”
I. Puro humor negro del más negro posible. Tema tabú donde los haya y una gran maestría para contar esta historia familiar llena de secretos. Muy buenos diálogos y una gran soltura dirigiendo esta historia que va revelando, poco a poco la oscuridad de esa casa.
II. Asistimos, en este relato, a una comida familiar en la que Daniel les presentará a su novia Carolina, una chica que huele muy bien… Lo que el lector no sabe, y Carolina tampoco, es que esta gente bien podría estar emparentada con la famosa familia Adams. Humor negro, muy negro, y arte culinario. Sabrosa combinación, sabiamente preparada por la escritora.
Emeshe Juhász-Mininberg, por “El cuello del flamenco”
I. Sobresaliente la capacidad de generar imágenes magníficas. Solo por eso merecería una felicitación. Para mí es lo más sobresaliente. Y el diálogo muy bueno, también. Quizá algo extenso, podría ajustarse un poco eliminando algunas informaciones. Conseguiría algo más de tensión.
II. La historia tiene un comienzo un tanto dubitativo —resulta innecesario el primer párrafo, por ejemplo—, pero una vez que entra en escena Paco el Loco, y sobre todo cuando comienza a hablar, el relato se va haciendo más interesante. Y el clímax llega con un encuentro entre Celeste y el Loco, donde el diálogo es brillante, cargado de bellas metáforas: El cuello del flamenco es un signo de interrogación; Serpientes con plumas; Son pájaros extraños… se tragan el sol y lo bostezan. Por eso, se merece entrar en el Libro de Relatos.
Emilia da Silva di Tommaso, por “La bruja con la boca más grande de la Tierra”
I. Lo más destacable de este relato es la voz narrativa, el punto de vista de una niña que describe desde su fantasía una situación familiar compleja. El hombre más triste del mundo o la bruja con la boca más grande de la Tierra, son personajes que parecen salidos de un cuento y, sin embargo son muy “reales” para ella. Una buena historia, digna de ser seleccionada.
II. Muy bien contada esta historia difícil. La percepción de la realidad desde esos ojos infantiles es un gran acierto. Esa posición del lector por encima del propio personaje produce siempre una gran ternura y una gran complicidad en el momento en que descubre la verdad. Muy bien trabajado.
Estíbaliz Romero Martínez, por “El miedo era verde”
I. Muy bien contado ese momento de angustia, miedo, responsabilidad. Una historia dura que se abre a la esperanza. Parece que de ese pasado, que tanto pesa a la protagonista, es capaz de sacar la fuerza que le hace mirar de frente al futuro.
Personalmente no me parece necesario poner la aclaración final del centro de Control de natalidad. Hubiera resultado más sugerente que trabajaras un poco más el subtexto para que se pudiera entender sin aclarar dónde estaba y qué es lo que abandona.
II. Lo importante en esta historia es la frase que da título al relato. Es una frase inocente, una especie de dicho popular pronunciado por una niña en una sala de espera. Y sin embargo, para la protagonista, es una frase con un peso equiparable a una máxima filosófica emitida por una mente privilegiada. Para esta mujer ha llegado ese momento en el que se debe tomar una decisión de vital importancia.
Eva Rodríguez Martí, por “El gato turco”
I. Sí, sin duda original este relato. No tanto por el formato mail, que ya se ha convertido en una fórmula bastante usada, como una nueva versión de la literatura epistolar, sino por el modo en que, tan económicamente, transmites, la soledad, la dificultad de comunicación y un poco ese tirar la toalla en el intento.
Muy bien usado el paisaje con esa intención metafórica, que insiste de nuevo en lo esencial de ese estado de ánimo del protagonista.
II. La belleza de este relato reside en la necesidad que tiene la persona que está escribiendo los e-mails que componen la historia, de acabar evitando los momentos más dramáticos de su texto original. Del primer e-mail al último se produce un proceso de depuración, una limpieza de lágrimas virtuales que acaba despojando de penas su discurso. Seguramente el resultado es mucho más superficial pero… es que es Nochebuena.
Fernando OM, por “La señorita Lola”
I. Qué difícil es construir personajes malos y atractivos. Qué fácil es caer en tópicos planos. Sin embargo, en este relato eso se consigue. Me parece arriesgado, pero consigue que el lector siga ahí atento y cómplice.
II. Después de leer multitud de relatos donde los protagonistas tienen grandes cualidades humanas, uno se topa con la voz del personaje principal de este cuento. Y a pesar de ser un tipo un tanto canalla, que está torturando a una abuelita, no puedes evitar sentirte cómplice. Vale, ella fue bastante mala en su época, pero hoy es una abuela desvalida… Habría que ver por qué los lectores a veces tenemos esa tendencia tan marcadamente sádica. Quizás la culpa sea de este autor que ha sabido engatusarnos con una buena narración. ¿Qué más podríamos pedirle? Es justo y necesario que esté entre los finalistas.
Flor Martínez, por “Todas las primeras muertas”
I. Muy efectivo este relato. Por el tema, el segundo tema más literario después del amor, por la propia reflexión tan poética sobre la muerte, las muertes distintas y todas tremendas como losas. Muy bien.
II. El relato es una exploración sobre distintos aspectos del significado de la muerte: la de los familiares, la de los animales de compañía e incluso la propia muerte. El lenguaje utilizado es sencillo y poético, combinando a veces dos idiomas, castellano y gallego, que en el relato se complementan perfectamente. Y el resultado es un agujero en el pecho del lector…
Francisco Borrego Ríos, por “Tres libras esterlinas”
I. Es curioso cómo un tema mitológico tan lóbrego como el paso de la laguna Estigia y el pago a Caronte que sufren las almas de los difuntos, acaba convertido en una parodia cargada de sentido del humor. Magnífica ocurrencia la de contratar al capitán del Titanic para sustituir al viejo barquero. Por su originalidad merece estar en el Libro de Relatos.
II. Muy bien este relato que nos hace pensar que las cosas no están muy allá tampoco en el Más Allá. Bien contado, ágil, original en el modo de contar el caos. Me parece original, divertido. Y una vez más nos recuerda que la mitología es mitología porque sigue viva. Muy bien el humor.
Genevieve Corcelle Bernard (Sonia), por “Crin blanca”
I. Es una bella historia de aprendizaje infantil, en un tiempo en el cual uno podría sumergirse en la magia de una película y sufrir como si fuera el propio protagonista, pues entonces no había diferencia entre ficción y realidad. Y además, era posible dar marcha atrás a la filmación, a la vida, manteniendo vivos para siempre a un niño y a un caballo. Pura nostalgia.
II. Un precioso cuento que nos habla de una iniciación y de una pérdida. La iniciación en la ficción, en el poder de la ficción, que va a acompañar a esa niña ya para siempre.
Pero también nos habla de una despedida, de una pérdida y de un duelo. Nos pasa con cada libro que leemos, con cada película, con cada serie. Normalmente no nos paramos mucho a pensar, pero es duro el mundo sin ellos. Independientemente de cómo acabe, cualquier historia acaba con ese duelo de la despedida.
El cuento me parece muy sencillo, lleno de verdad y emoción.
Ismael Núñez, por “Buenos propósitos”
I. Original esta historia contada con una prosa despiadada y con mucha fuerza.
Muy bien esa metáfora de situación que abre la puerta a tantas posibles interpretaciones. Quizá tampoco él pueda tener redención, quizá también sus raíces son de plásticos. Muy original, muy interesante.
II. Ha sido seleccionado por su estudio de la personalidad psicopática del protagonista del relato, sus aleatorios gustos literarios y su falta de contacto con la realidad que le lleva a cuidar, día tras día, una planta que al final resulta ser de plástico. Y en el fondo es que él está tan «vivo» como ese aloe vera.
José Alberto García Macho, por “Una excursión a la playa”
I. Qué difícil es salir airoso en una historia como esta. Y qué airoso sale el autor, después de todo. Conseguir que ese final tan dramático resulte el adecuado solo se consigue con talento literario.
II. Un tierno relato sobre dos personajes rebeldes, que acaban encontrando un modo digno de acabar juntos, cuando la vida ya no da más de sí para ambos. Es una bella historia y está perfectamente narrada, merecedora de un lugar destacable en nuestro libro.
Juan Alonso Palacio, por “Divertimento”
I. Llama la atención que tras ese título se esconda una de las situaciones más dramáticas que podemos imaginar. La magia del cuento está en el ingenio de esos personajes. ME parecía un retrato a escala de la sociedad. Muy bien.
II. Ingenioso relato sobre un grupo de pasajeros que quedan atrapados en un túnel del metro. Nos podríamos imaginar una situación opresiva en dicha situación, sin embargo, los pasajeros encuentran variados métodos para no solo disfrutar del encierro, sino también escapar del mundo hostil que les hubiera esperado si no hubiera ocurrido el desastre. Una buena historia de colaboración ciudadana.
Juan Carlos Ramos Mosquera, por “Agua limpia”
I. Magnífico comienzo el de este relato, desconcertante, que inicia el ascenso de una serie de sorpresas que mantienen en vilo al lector. Quizá me sorprende la sangre fría del personaje, al que parece no afectarle especialmente lo que está pasando ante sus ojos. De haberlo visto más angustiado habría sido más aceptable la sensación de alivio de saberse salvado.
II. La escena con la que arranca este relato es magnífica: vemos un cuadro de un prado de hierba con amapolas. Solo que las amapolas no están hechas con pintura, son gotitas de sangre. A partir de ahí nos encontramos con un personaje narrador que nunca pierde la calma, es como si estuviera, a pesar de su difícil situación, seguro de que nada malo le va a suceder. Actúa como alguien cuya vida no le importa demasiado, y así debe ser porque estamos hablando de un aficionado a la cría de ranas venenosas. La trama quizás necesite alguna explicación más y se podría dar un repaso gramatical al texto, pero en líneas generales es una buena historia.
Julia Lucas Sánchez, por “La agradable sensación de un fular de seda”
I. Seleccionado por su prosa bien elaborada y por su inteligente estructura. La autora provoca un atractivo extrañamiento inicial en el lector, haciéndole sentirse desubicado como la protagonista… para acabar, por fin, tan aliviado como ella.
II. Sí, la verdad es que el cuento está muy bien. Cuenta una historia interesante, bien armada, con ese final tan reparador. Muy bien cómo se mueve la autora en esos dos planos de la realidad. Quizá se podría haber potenciado un poco más la parte onírica con elementos propios del inconsciente. En mi opinión es quizá demasiado extenso, pienso que tendría más fuerza si se acortara un poco.
Katy Giraldo, por “El caminante”
I. Es un relato bien trabajado que juega con una atmósfera trágica que va anunciando sutilmente su desenlace sombrío. El pasado es una losa para los protagonistas, por lo tanto el final propuesto parece ocurrir de un modo casi inevitable.
II. Buen trabajo, muy simbólico. Ese caminante de profesión, quién no lo es, siendo el camino la gran metáfora de la vida. Volver al pasado para ajustar cuentas, otra idea recurrente de la literatura. El cuento es sencillo en su hechura, cosa que me parece un acierto. En algunos tramos se rebaja la calidad por el uso de adjetivación esperable, quizá se pudiera cuidar un poco más este aspecto.
Echo en falta un poco de espacio como lectora, se me da todo hecho, la historia contada, los sentimientos explicados. Unos pequeños ajustes en estos sentidos le vendrían muy bien al cuento.
Leonardo Martínez Expósito, por “Anatomía de un grito”
I. Es un relato destacable por su tratamiento temporal: el tiempo literario se desborda sobrepasando al tiempo natural de la historia que se nos cuenta. La eternidad sucede en un instante. Pero además, también hay un fragmento con una curiosa visión panorámica del suceso narrado, y hasta resulta justificable, a pesar de ser un relato en primera persona. Quizás le sobren unas cuantas frases pero la propuesta, por arriesgada, se merece entrar entre los mejores.
II. Muy original este cuento, una idea muy interesante muy bien llevada adelante. El tiempo, ese manejo de los tiempos de la ficción y de la narración resulta muy bien trabajado. El riesgo tiene que tener un premio.
Lorena Guerrero Borque, por “Mustang”
I. Muy interesante este relato. Por los personajes y esa relación tan entrañable que mantienen, por lo bien que se cuenta ese modo nada luminoso de existencia. Por lo ágiles que están a la hora de reconocer esa señal que puede que, si no les cambia la vida, empezará a formar parte de sus recuerdos gloriosos. Muy bien escrito.
II. Lo más atrayente de esta historia es la relación paterno-filiar que existe entre los dos protagonistas. Ambos están atrapados en una vida miserable trabajando como basureros, pero inesperadamente se encuentran con la oportunidad de escapar de ese apestoso lugar y lanzarse a una vida de aventuras. Es un relato que sabe a poco y bien podría continuar, convirtiéndose en una novela de carretera.
Luis Ángel Guerras Martín, por “La libreta”
I. Muy bien esta historia, que permite una complicidad magnífica con el personaje. Muy bien llevada, ritmo magnífico, bastante sorprendente ese final. Sin duda merece estar en el libro.
II. Es una interesante historia, narrada de un modo ágil, que consigue hacernos empatizar con el personaje principal, del tal modo que hasta podríamos considerar inevitable todo el ejercicio de suplantación que se va poniendo en marcha desde el arranque. Lo que al final sucede es casi necesario, tanto para el protagonista como para los lectores.
Mar Muñóz-chapuli, por “Noche de paz”
I. Es un cuento de Navidad donde no hay ningún espíritu navideño. Es un cruel ataque de Sinceridad. Hay ironía y cierta reflexión metaliteraria. Tiene mala leche y también cierta dulzura. Pero sobre todo, es un relato cuya originalidad se merecía su premio.
II. Muy original, un anti cuento de Navidad, lleno de fuerza y humor y ese regusto amargo que deja el humor casi siempre. Muy bien.
María Teresa Rodríguez de Castro, por “Una amante sin cabeza”
I. Magnífico relato que lleva hasta sus últimas consecuencias esa frase hecha. Recordaba a aquel cuento de Patricia Highsmith en el que alguien pide la mano de su novia y el padre de ésta se la manda en una cajita. Muy original. Y muy bien trabajada la metáfora que en su literalidad es capaz de mostrar el dolor y la dureza de la situación.
II. La escritora ha sido capaz de mostrarnos qué ocurre cuando tu amante pierde la cabeza. Lo curioso es que esto no es una frase hecha, la pérdida es real en el relato. Todo el texto parece ser una metáfora sobre la naturaleza del amor y el deseo y su pérdida, pero aunque no lo fuera —en esos términos que siempre queremos encontrar para dar un significado lógico a los textos— daría igual. Solo la belleza y la originalidad de la propuesta ya son suficientes como para ser seleccionado.
María Ujue González Sagardoy, por “35 minutos de espera”
I. ¿Qué pasa por la cabeza de ese músico que tiene que esperar el desarrollo de toda la obra para por fin intervenir con su platillazo? Esta es la pregunta que los aficionados a la música nos hemos hecho en algún que otro concierto. Faltaba ese relato que por fin nos lo explicara. Y otra pregunta que habría que contestar después de leer esta historia: ¿Es viable para un artista asumir que tan solo es una parte muy limitada y especializada dentro de un complejo engranaje?
II. Qué bien nos transmites esa angustia de esa espera. Cuántas cosas pasan por la cabeza en esos eternos 35 minutos. Muy bien transmitida esa angustia. La cuenta atrás ayuda mucho. Muy bien ese fluir de la conciencia, podía ser aún un poco más caótico, incorporando algún otro elemento externo al tema, como suele pasar con el pensamiento.
Pulso firme, a pesar de esos nervios del intérprete, muy bien escrito. Y por fin, suena el golpe de platillos.
Miguel Ángel Malo, por “La increíble boda de Océanos Martínez”
I. Océanos es la mujer por la cual suspiran todos los personajes de esta historia. Y todos estos personajes son como peces hambrientos que se aprovechan de la situación todo lo que pueden. Es una historia cargada de humor negro que, sin duda, se merecía estar entre los seleccionados.
II. Con ese nombre tan sugerente no es de extrañar que esta mujer despierte tantas pasiones. Magnífico el sentido de humor, un humor duro, muy negro. Muy divertido.
Miguel Garrido de Vega, por “Ecos de Sonora”
I. Magnífica la tensión dramática y el ritmo. Una estupenda ambientación que permite una verosimilitud sin fisuras. A pesar de ser una escena clásica, el autor ha sabido atraparnos y seguramente es por la verdad de sus personajes.
II. Relato que resulta sugerente por su buen tratamiento de las imágenes y por el manejo del ritmo y la tensión narrativa. El protagonista lucha por sobrevivir a una matanza pero se enfrenta a todo un malvado de categoría, un personaje conocido como el Jaguar, que, sin duda, tal y como el autor le ha sabido caracterizar, daría juego para más de un relato.
Mikel Etxebarrieta Bravo, por “Antoñito”
I. Muy bien organizada la información de este relato. Muy bien contado. Con ese final tan conmovedor que termina por explicar todo el cuento. Magnífico.
II. Tenemos a un entrañable personaje que no quiere quedar en libertad, que no soporta salir de la cárcel. La escena del comienzo abre un montón de expectativas y al final acaba resultando que sus motivaciones para desear su encierro son muy simples: puro amor.
Pablo Sardinero Nieto, por “La rama muerta”
I. También este cuento está lleno de aromas evocadores. Eso siempre es de agradecer porque añade la evocación como metáfora que refuerza la nueva historia. Muy buen final.
II. El narrador es poco fiable, un hombre desquiciado y delirante por el abuso del alcohol y las pastillas. En un curioso giro argumental se transforma en un alucinado Geppetto que crea una criatura de madera, más cercana a Chucky que a Pinocho. El texto tiene algunas carencias pero su final es brillante y estremecedor, hace replantearte el concepto de la paternidad.
Raquel de Hita Santillana, por “Entretiempo”
I. Uno de los grandes logros de la Literatura como arte es el lograr que los seres humanos nos sintamos atraídos —siquiera por un momento, mientras dura una lectura— por otros seres que en la «vida real» nos pueden resultan repulsivos. Esto es lo que consigue este texto, que por un instante le cojamos algo de cariño a una plaga de cucarachas. Mérito suficiente para aparecer en el Libro de Relatos.
II. Originalísimo. Y no solo por el tema de las cucarachas como seres salvadores, al menos de la rutina. Sino por la carga de necesidad, de falta de afecto que transmiten estos personajes. Muy bien contado.
Sara Alonso, por “Asuntos de trabajo”
I. Como en el relato Los asesinos de Hemingway, tenemos a unos homicidas conversando en un local. Pero aquí la conversación se centra en si ese trabajo es moralmente reprochable o si cumple con un bien social. Todo lo que rodea al hombre y la chica que conversan, ese entorno de carne casi cruda, delfines asesinos y babosos hombres tabernarios, acabará inclinando la balanza hacia la segunda opción. Un relato negro, oscuro, pero también brillante.
II. Muy bien este relato. Muy interesante la reflexión sobre la utilidad social del mal. Muy bien la ambientación, que casi es otro personaje en este cuento que nos recuerda a aquellos asesinos que buscaban a un tal Ole Andreson, personajes inolvidables de Heminway. Un cuento que trae evocaciones de gran literatura tiene que ser premiado.
Sierri Hinojosa Ruz, por “Doce pasos”
I. Qué original este texto. Qué magnífica frase inicial. Muy bien contada esa peregrinación llena de obstáculos. Magnífica prosa, magníficas imágenes. Un conjunto armonioso y terrible, sobrecogedor. En mi opinión sería mejor no agotar la idea de Dios. Quizá reservara la imagen para el final, principio y final, como respuesta a la pregunta del relato. También yo siento un cambio sutil de tono entre esa primera frase y la final y el resto del relato. Me daba la impresión de que estas frases que se refieren a Dios son algo más naif, de ahí que volver mucho a la imagen me resulta excesivo. Por otro lado, volver a ella, la agota un poco. Y cuando llega la frase final notas que es demasiado. Magnífica la escena del matadero.
En mi opinión es un poco largo, en algunos tramos se entra en un exceso de explicaciones. Un poco más de contención en este sentido, creo que mejoraría el resultado. Muy buen trabajo.
II. Interesante descripción de un personaje que vive todo un vía crucis en busca de una redención final que, desafortunadamente, no le llega. A pesar de sus buenas intenciones hay acontecimientos del pasado que han dejado una huella demasiado profunda en él y la heroína (la droga) es su artificial camino a la expiación.
Silvia Rubio Cormenzana, por “Honorable”
I. Qué historia tan original. Y qué bien se muestra lo que se esconde tantas veces detrás del altruismo. Me gusta porque despierta sospechas de muchas cosas en este personaje. Y nos hace pensar en el motivo último de nuestras decisiones. Muy bien.
II. Una mujer sigue un proceso de selección para entregar su vida, su esencia vital, a unas niñas. Es una especie de eutanasia altruista, que le aportará, aparte de la satisfacción de salvar a dichas niñas, un título de honorabilidad. Sin embargo, a lo largo de la entrevista y al final del relato, vemos como esta mujer se empeña en provocarse dolor a sí misma. ¿Por qué lo hace? Quizás sea que el dolor es lo que nos mantiene vivos en una sociedad tan aséptica como la que describe este interesante relato que, al fin y al cabo, no es tan lejana a la nuestra.
Sol de la Fuente, por “El árbol”
I. No sé en qué momento morí, con esta frase arranca la historia y a partir de ese momento comienzan a sucederse una serie de hechos muy peculiares: la protagonista acaba convirtiéndose en un espíritu que habita en un árbol y hasta se produce una merecida venganza. Por su espiritualidad, por la belleza de sus imágenes, y por lo original de la propuesta, es uno de los relatos que estuvieron a punto de quedar entre los primeros.
II. Qué tremenda primera frase. Y qué bien ha sabido su autora llevar el cuento partiendo de ella, con la exigencia que supone. Empezar un cuento muy alto pide seguirlo en alto. Y lo consigue. Conmovedora esa metamorfosis.
Virginia Moreno González, por “Una princesa histérica y un sapo con lunares en las patas”
I. Parece un cuento tradicional de sapos y princesas, salvo por el detalle de que esta princesa es toda una ninfómana y que el sapo tiene ciertos intereses filosóficos que hasta le conducen a estudiar artes marciales con los monjes saholín. Relato divertido y muy muy loco, se agradece leer algo así de vez en cuando.
II. También en este relato resalto el riesgo de romper todas las fronteras partiendo de la más clásica de la literatura. Es divertido y reivindica el juego como elemento narrativo. Y me parece muy bien.
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