
Preocupaciones de un lector de Kafka Fin de año Kafka
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Preocupaciones de un lector de Kafka
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El Homúnculo Divino
Desde lo alto atisba, con sus brazos extendidos como si quisiera volar, Sus labios yacen trémulos y agotados, sus piernas cuelgan juntas, una sobre la otra, su mirada se ha opacado por la agonía, por la confusión. Aun así, conserva el brillo tenue de la vida que se escapa. La sangre finge recorrer su cuerpo...
Una cola como de zorro
—No se quema— dijo el oficial. Incrédulo, desde mi rango de sargento, le pregunté si había agotado todos los medios posibles y me respondió que sí. Me dijo que no pudieron quemarlo; procedieron a arrestarlo, pero de pronto, sin que supieran cómo, se fugó. El oficial me exasperó con su “no se preocupe, lo buscaremos...
A mimish mi pequeño
De momento no había nada en esos espacios entre neuronas. Pero la mano se posó en esa otra cabeza y el plan se iteró solo. Vertidas en su cerebro estaban las series televisivas, las dianas oscilantes sobre cuerpos ajenos, libros de anti gravedad, rostros escupidos, huidas por pasillos del colegio y ese olor nauseabundo a cloro. Se agazapó en silencio...
Ladrido
Aquel sonido arañó con furia la placidez del día. Caminaba yo, absorto, sumergido en la cotidianidad de las cosas, cuando me crucé con una mujer empujando un carrito de recién nacido. El bebé que estaba dentro, despierto, posó en mí una mirada fija de caballo desquiciado. Duró unos segundos. Y entonces ladró. La madre no...
DIARREA MENTAL
Cuando desperté no sabía dónde me encontraba, desde luego no parecía lugar de este mundo, a mi alrededor los libros bailaban haciéndome corro a los sones de una música que no ensordecía pero que todo lo inundaba; a un cambio de ritmo, el tomo veintiocho de la Enciclopedia empezó a menear sus páginas con frenesí...
¿Qué es esa canica que oigo rebotar en el techo por la noche?
¿Alguna vez has oído el sonido de una canica rebotando en el suelo del vecino de arriba?
QUINIENTOS PECECITOS VOLADORES
Hubo una vez un banco de peces azules que vivían navegando en el vestido de una niña de apenas nueve años que se tenía que empinar para poder a ver los tesoros que su abuela colocaba siempre en el centro de la mesa camilla que presidía su salita de costura. La tela era de color...
La pluma que nos lleva al asilo
En el asilo en que trabajo hay un señor con quien converso seguidamente, se llama Enrique. Me tiene mucho cariño, suele decirme que soy el hijo que nunca tuvo y me agrada hacerle la vida un poco más amena con mi presencia. Hay una plática que hemos tenido en varias ocasiones sobre su decisión de...
El huésped
Zhorbel apareció un día cualquiera. Nadie supo cómo ni cuándo. Su llegada fue tan sigilosa que parecía haber habitado por siempre, inmóvil, en el comedor auxiliar de la vieja casa, como tantos otros objetos que olvidamos con el paso del tiempo. Fue en el verano del ’85 cuando lo descubrí al volver del trabajo. Pensé que alguien...
La rubia de la calle Kennedy
Su cabellera rubia se inclinaba al igual que su rostro sobre un costado de sus hombros, una de sus manos parecía adular su cadera, la otra descansaba indiferente. Una correa dorada ajustaba su vestido negro recorriendo con calma la curva de su cintura y un sencillo collar acariciaba su delicado cuello. Un leve gesto sobre...
En ocasiones veo gente
Consideraciones de Dolomedes Fimbriatus sobre la observación de los seres humanos y sus comportamientos durante los esporádicos contactos que tiene con ellos.