MATRIARCADO
1 Esa mañana en el café Prückel de Viena, contaba las monedas y rebuscaba en todos los bolsillos, mientras al otro lado de la ventana la nieve caía ajena a mi bochorno. La camarera me miraba impaciente: a pesar de venir a menudo, había olvidado que este era uno de los pocos establecimientos de la...