No existo por otra razón
Uno Una bolsa azul colocada cuidadosamente sobre un sillón. Mientras, los cristales de la ventana dejan pasar nostalgia, derramada como si fuera un tinte otoñal. Un rojo ocre, entristecido con jirones de nubes. La bolsa no es triste por sí misma, son los recuerdos encerrados en ella, y quizá tampoco: son remembranzas en su mayoría...