Ta-Meri: Mi Egipto soñado
La tórrida tarde de verano impedía respirar, el sol abrasador hacía que casi nadie deambulase por las calles. Estaban desiertas, como si el mundo se hubiese acabado y ningún ser vivo las habitase. Solamente dos valientes, mi amiga y yo, nos dirigíamos a tomar algo en “La Belle Époque”. Desde que abrió sus puertas solemos...