INMARCESIBLE
-Tranquilícese. Nada de lo que diga aquí provocará que mi juicio personal sobre usted incida en mi trabajo como psicóloga, puede sentirse a salvo en estos escasos seis metros cuadrados. Al fin y al cabo, para eso ha venido usted aquí, ¿no es así, señor Utrecht? -¿Para sentirme a salvo, dice? Cómo podría estarlo revelándole...