¡Y qué si el futuro llega y nos trae amapolas!
Compré el transportín seis meses antes del viaje. Cuando metía a mi perro allí se deprimía, parecía regañado. Pensé: “¡Mierda, y tiene que estar allí más de diez horas!”. El vuelo para cruzar el charco y llegar a España. Pasé seis meses pensando todas las noches, antes de dormir, en cómo iría a reaccionar allí...