De Dresden a Barcelona
Era la mañana del 4 de febrero de 1917. Las calles de Barcelona estaban heladas, y una delgada capa de hielo forraba la acera por la que yo caminaba, aferrada a la mano de mi tía Cora. Llevaba yo apenas dos días viviendo con ella y caminábamos apresuradas hacia la oficina de correo. Yo les...