La calle roja cierra el círculo.
Edmundo era un hombre de costumbres. Despertaba a las 06:00 de la mañana, desayunaba con su madre convaleciente, se despedía con un beso en la frente prometiendo llamarla con regularidad para saber si necesitaba algo. Se dirigía a su trabajo conduciendo siempre por la misma ruta, indiferente a las bocinas, al apuro de la gente,...