Clepsidra para diez minutos.
Despertar obligado por la horrenda melodía que, a pesar de haber sido elegida con sabiduría entre una y mil alternativas, es característica y atributo impuesto del endemoniado despertador de las cinco de la mañana; Pensar en que, si te duermes nuevamente, podrías darle continuidad a ese sueño que, al no darte prisa, deambulará inconcluso, imperfecto,...