Hijo de la calle
Mi cuerpo se encuentra perdido en mitad de un recóndito bosque de cemento, vidrio y metal en un barrio lejano, con los latidos en su garganta y queriendo vomitar su alma, aunque no saldría nada si lo hiciera; y mi mente aún no ha llegado, va mucho más despacio. Ahora, después de recorrer media ciudad...