Canción de cuna en un bosque
“¡No cierres los ojos!”, el tiempo parecía suspendido en aquel ultramarinos perdido en un callejón. Todos callaban. Conchita zarandeaba al chico de cresta roja que tenía en el regazo. Un cabeza rapada, navaja en mano, se erguía en medio del local. Fascinado, observaba como la sangre pasaba frente a sus Dr. Martens para ir a...