TIEMPOS SIN MÚSICA
Llevaba ya tres días sentado así, en la sala, con su cabeza sostenida entre sus manos, sus codos puestos en sus rodillas. Yo no había vuelto a salir a la calle a jugar, solo lo miraba. Le movía un inmenso dolor, que yo con mis 12 años no lograba entender del todo. Un día en...