Llegar sin aviso
Así como llegó se fue, callado; maleta a un lado y los ojos clavados en las pantallas que anunciaban los vuelos. Nos despedimos con un apretón de manos. Él me dedicó una sonrisa medio ausente y yo asentí desviando la mirada a las baldosas. Los dos sabíamos que no nos veríamos de nuevo. Mientras voy...