El Gran viaje de Esechia

El Gran viaje de Esechia


Entre tormentas, rayos y centellas, el niño Esechia, El Comandante, Doc. y Nino, lograron llegar a un lugar, indicado por el mapa y los que dirigían las embarcaciones. Al desembarcar, siguieron las indicaciones del mapa y en el camino encontraron un lugar en donde vendían comidas y bebidas. Entraron. En ese lugar se encontraba una joven atendiendo a las personas, los cuatro comieron algo y se marcharon. Luego llegaron a un pequeño pueblo, en el que se encontraba un letrero que decía, “este pueblo está maldito”. Pero para El Comandante no le era extraño que el mapa atravesaba dicho pueblo, por lo que decidieron seguir el camino, sin importar el peligro. Pero cuando llegaron a la mitad del pueblo, el mapa tenía una palabra escrita que decía: Llama y te responderán. Doc. Vocifera en voz alta hay alguien ahí, y nadie respondió, pero luego de unos minutos llegó la joven que estaba en el lugar en donde ellos almorzaron y esta le preguntó: ¿Qué les trae por este lugar sombrío y de muerte? El Comandante le contestó que estaban allí porque habían sido enviados. La joven le respondió: Pues si fueron enviados entonces tienen algo para mí. El comandante le contestó: Sí, aquí está una moneda, y se la colocó en la palma de las manos, pero ella dijo que aquello no bastaba. Sé que falta algo. Por lo que el niño le responde: Iremos, pero no regresaremos. La joven, al escuchar al niño Esechia, le hizo reverencia y le dijo: Mi Señor, legítimo heredero, ya había perdido la esperanza de que aun quedase con vida alguien de tan gran familia. Y le dice con reverencia: Mis condolencias. Y el niño le dijo que no debía dar las condolencias a alguien cuando no había presenciado la muerte con sus propios ojos, y siguió caminando. La joven le dice: Mi nombre es Irinnelly Betancourt, pero todos me suelen llamar (Nelly), y este canino es mi compañero, este solo me obedece a mí. Pero tan pronto el niño le habla al perro, este de inmediato le obedece. La joven, al ver que el niño hizo lo que nadie había hecho con su perro, se sorprendió bastante, los guio hacia el lugar, y al llegar les dijo: He aquí el lugar en donde dejo a tu padre, desde que cruces ese riachuelo, todo lo que verás le pertenece a tu padre; no tengo permitido llegar más lejos. Y el niño le preguntó: ¿Quién te prohibió tal cosa? Y ella le respondió: Su padre, Señor. Y el niño volvió y preguntó: ¿Por qué os le debéis lealtad a mi padre? Por lo que la joven le contesta: Su padre, Señor, ha sido el hombre que ha transformado este lugar, viene cada cierto tiempo y trae cosas para las personas sin nada a cambio. Me ayudó a salir de las calles, me regaló ese lugar en donde estuvieron almorzando hace un momento, por lo que estoy a su disposición, Gran Señor. El niño le respondió: El Sr. Tuk me dice que eres de fiar. La joven, sorprendida, le dice y cómo sabes que mi perro se llama Tuk. Y el niño le contesta: Él mismo me lo dijo. Y el niño le dijo que quería que le enseñara todo sobre ese pueblo y lo que sabía de su padre, ¿podrías? Y ella con mucho gusto aceptó. Cuando Cruzaron por el riachuelo, El Comandante se percató de que el lugar estaba minado con explosivo de guerra, por lo que utilizaron el olfato de Tuk para evitar caer en una mina. Así llegaron a una zona rocosa, luego, explorando toda el área, la joven se perca


tó de que había una clase de puerta en forma de roca y, utilizando las combinaciones entregadas por el Sr. Aurelio, más las palabras del niño, esta se abrió.

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