Al fin París
Esa madrugada él regresaba algo embriagado de la fiesta inexcusable de su jefe, se consolaba pensando en el viaje: ¡Al fin París! Llegó a la avenida, el amarillo ya pasaba a rojo, solo aminoró un poco y siguió. Ella conducía veloz, su madre la había llamado con voz enfermiza. Ojalá que sea otro de sus...