Sara, está todo establecido: retornaremos al lugar donde comenzó lo nuestro.

Desde la Plaza de San Marcos surcaremos el Gran Canal, sus aguas teñidas de asfalto, delimitado por postes anclados al pasado.

Arribaremos al puente de Rialto.

Desde su escalinata nos arrojarán entremezclados, para mimetizarnos con el lecho cenagoso, base del museo a cielo abierto erigido sobre islas que flotan sobre sueños inmortales, entretejidas con múltiples puentes por los que transita la realidad con sus máscaras.

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