A las cinco de la madrugada
Amanecía aquella mañana de domingo, a las cinco de la madrugada, esplendorosa con los primeros rayos de sol iluminando el jardín repleto de flores que se hallaba cerca del taller de confección de las hermanas modistas. Repiqueteaban las campanas de la iglesia de san Roque al compás casi de la cuerda del reloj de pared...