CADUCADO
El doctor miró a Leocadio con lástima sincera a través de sus lentes. No dijo nada pero todo estaba dicho. No podía prorrogar el carnet de conducir a aquel anciano. El pobre hombre llegó confiando que todo sería como siempre había sido: un volante de mentira y un tonto jueguito. Pero nada fue igual:...