Nuestro Viaje
Te tomé de la mano para ayudarte a dar el último paso hacia la cima del Auyantepui y redescubrí el mundo en tu rostro; luego contemplé la vegetación, la niebla, las aves… todo me susurraba que había llegado el momento. Solo éramos tú, yo, y la cúspide. Saqué la argolla, las palabras las había repasado...