Mala suerte
A las siete de la mañana el taxi esperaba frente a la puerta de la pensión tal y como habíamos concertado la noche anterior. Llovía. Aceleré el paso, abrí la puerta trasera, entré y coloqué junto a mí la minúscula bolsa de viaje con su cremallera abierta, dejando el espacio suficiente para introducir mi mano...