Visitas a la hora de la siesta
Los veranos son largos sin la escuela y la hora de la siesta es la más aburrida. Pero este verano fue distinto. Más o menos una semana después de que terminaron las clases, Cristina, la hija del dueño del establecimiento frente a casa, llamó a la puerta. Eran las dos de la tarde y afuera...