A LA SOMBRA DE LA ACACIA DE LA VELILLA.
Escribir o incluso hablar de mi calle es tomar el hilo del barrio, es hurgar en los recuerdos de sus antepasados, remover las almas ya dormidas, correr tras las voces y sus cantos sin eco que se perdieron en sus magníficos miradores, es soplarle a los vientos apacibles del sur movidos por el canto de...