Rafangún
Rafangún agonizaba de sed. La laguna que abastecía al reino era ahora un inmenso y seco polvorón. Por fortuna, el rey había tenido una brillante idea para acabar con la sequía, por algo era el rey. Reunió a los campesinos y les habló con esa voz engolada que ponen los reyes cuando van a decir...