SENTIR ES VIVIR
MI DULCE PECADO Como ayer como hoy, como siempre. Observo tu coqueto desvestir tu cuidadoso acicalar, el gesto primoroso, el matiz de tu cuerpo femenino -que al trasluz- deja un halo insuperable de «maldad». ¡No puedo dejarte, de mirar! Y, te pones nerviosa cuando lo hago. Te molesta y… te alaga, te sonrojas y… sonríes....