PERDER EL METRO, PERDER EL TIEMPO
-¡Corre, que lo perdemos! -¡Tía no puedo correr más! -¡Qué sí, venga! Ombligo desnudo y brillante, zapatillas que tal vez nacieron blancas, maquillaje desmaquillado, un puñado de aros de plata, música regatonera, gramática disoluta. “Próximo tren: 10 min” -¡Joder tía, lo hemos perdio! -¡Ya ves ¡Qué canteo, en nuestra puta cara! Dos pupilas dilatadas enfrentadas...