Magna Alejandría
Dos mil cuatrocientos años le digo que tengo, y me encanta la cara que pone, y lo veo dudar entre seguir adelante, despreciando al andrajoso interlocutor y la curiosidad de todo hombre de mundo, por saber a qué se debe tan falso misterio. Da tres pasos decididos que parecen alejarlo, pero se frena, suspira y...