Trabajar a los cuarenta
—Señora García: la espera el licenciado Fariña en la segunda puerta. —dijo Mariana, esbelta asistente. Ana se sentía nerviosa. Era su quinta entrevista. Tenía once años de no trabajar, rondaba los cuarenta años, y portaba un apellido común. Sin embargo, poseía determinación y conocía como pensaban los hombres. Se arregló rápidamente el pelo. Retocó sus...