Tu reina de África
Un fogonazo de luz, una bocanada de aire ardiente y el balido de una cabra. Sentí con una certidumbre ósea que este era otro mundo, que nunca había conocido nada igual y que había llegado en el momento justo. Tenía 26 años, viajaba con Josu, mi compañero cámara, y acababa de aterrizar en Benin. Meses...