XXX
Sus manos venosas agarraron las llaves del coche para marcharse a casa. La tenue luz del farolillo le dejaba al descubierto esas extremidades callosas que le conducían al suspiro. Abrió la puerta de su automóvil y dejándose caer suavemente se posó en el asiento, reflexivo, taciturno, pensativo. Cerró la puerta, bajó la ventanilla para que...