EN HORARIO DE REUNIONES DE TRABAJO
No dije que lo sabía. No hizo falta. Mi mujer se encargó de desvelarlo. Se volvió hacia mí, me miró entre sorprendida e indignada. – ¡Pero si estabas allí, cómo te callas ahora! Luego se dirigió al resto del grupo. – ¡Claro que lo sabe! Sí, lo sabía, pero malditas las ganas que tenía de...