Sucedió en Madrid
Cuando llegó la policía, la vieja ya no respiraba. El agente se agachó y, con un simple vistazo, si hubiese sido de su competencia, habría decretado el levantamiento del cadáver. Pasaba todos los días la vieja recostada en una boca del metro, con la cabeza escondida en el cuello del abrigo; un abrigo...